La desaparición progresiva del dinero en efectivo es una medida de control político y social que se ha generalizado, sobre todo en los países del norte de Europa. Las diferentes policías celebran este tipo rastros que someten a un estrecho escrutinio la vida más íntima de las personas.
La pandemia generalizó el uso de las tarjetas bancarias y móviles para que el maldito virus no se introdujera a través de las yemas de los dedos. Había que eliminar toda clase de contactos directos, no solo entre las personas, sino también con las cosas. No se podía tocar nada.
Ahora ya no pueden recurrir al histerismo sino al bandolerismo: las policías aseguran que si desaparece el dinero en efectivo, podrán seguir el rastro del dinero, acabará el blanqueo y con ello la delincuencia económica y, sobre todo, el tráfico de drogas.
En 2016 el banco más grande de Noruega pidió abandonar el uso de dinero en efectivo para frenar las actividades ilegales y durante una audiencia ante el comité de investigación de delitos financieros del Senado, el ministro de Justicia, Gerald Darmanin, aseguró el jueves que “una gran parte del fraude criminal cotidiano, incluso en redes criminales, es fraude de efectivo”.
En cien años de represión ninguna policía del mundo ha sido ha sido capaz de acabar con el tráfico de drogas, por ejemplo, y ahora nos quieren convencer de que han encontrado la receta mágica para acabar con ese delito y todos los demás que llenan los códigos penales.
“Lo he dicho varias veces a quienes me preguntan cómo podemos frenar la droga en nuestros barrios. Es una medida bastante sencilla: acabar con el dinero en efectivo impedirá la proliferación de puntos de venta de drogas”, afirma el ministro francés.
La desaparición progresiva del efectivo es una realidad en muchos países y no parece que haya menos drogas y delitos de tráfico de tráfico de drogas. En Dinamarca, por ejemplo, solo el 8 por cien de las transacciones se realizan en efectivo, pero el cultivo doméstico de cannabis, que es delictivo, ha aumentado en los últimos años.
En general, los delitos relacionados con el tráfico de drogas han aumentado en Dinamarca. Según un Informe Europeo sobre Drogas (EMCDDA), el mercado de drogas ilícitas ha crecido, lo que ha llevado a un incremento en actividades delictivas vinculadas, como el narcotráfico, la violencia entre bandas y el crimen organizado.
El reciente apagón eléctrico, que estuvo acompañado de un corte en las telecomunicaciones, muestra el peligro de depender de tarjetas, móviles, cajeros, wifi, bluetooth y demás. Primero nos quitaron el dinero de las manos y ahora nos dicen que volvamos a colocar las monedas y billetes debajo del colchón, como se ha hecho toda la vida.
Lo ha dicho el Parlamento de Noruega: hay que frenar la desaparición del efectivo y, para ello, ha aprobado una ley que obliga a las empresas a aceptar siempre todos los pagos que se realicen en metálico.
“El mundo que nos rodea se ve cada vez más afectado por la guerra, las amenazas digitales y el cambio climático. Debemos prepararnos para cortes de energía prolongados, fallos del sistema o ataques digitales que podrían provocar el fracaso de las soluciones de pago digitales”, ha dicho Emilie Enger Mehl, la ministra de Justicia, una cartera que en Noruega se encarga también de las situaciones de emergencia.
En un folleto el Ministerio de Defensa de Suecia aconseja a sus ciudadanos utilizar dinero en efectivo regularmente y tener una reserva debajo del colchón para estar preparados para “crisis y guerras”.
“La eficacia es importante, pero es aún más importante que todos puedan seguir pagando en caso de crisis”, añade el banco central del país escandinavo. En Alemania el Banco Federal ha señalado que en caso de crisis, “debe estar disponible una infraestructura intacta para el suministro de efectivo”.
Como vemos, el clima de guerra está frenando la desaparición del dinero en efectivo por una razón que muchos aún no tienen claro: una guerra acaba con casi todo y quien crea que esas condiciones “la vida sigue igual” está muy equivocado.
Por lo demás, el dinero en efectivo favorece un tipo de delitos rudimentarios y su desaparición dará lugar a delitos de alta tecnología. O quizá a una combinación de ambos. Por ejemplo, en Francia están aumentando los secuestros de personas que tienen criptomonedas para despojarles de su dinero virtual. El año pasado se produjeron diez casos de expolios virtuales de otros tantos rehenes.