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Al arribar al país asiático, el líder ruso fue recibido con alfombra roja y un cálido abrazo del primer ministro, quien acudió al aeropuerto para recibirlo personalmente.

Algunas naciones ya habían anunciado con anterioridad que no concurrirán a la próxima edición del certamen si no se expulsaba del concurso al Estado hebreo.

Los líderes europeos más vehementemente antirrusos, como Kaja Kallas y Ursula von der Leyen, no son referentes morales, sino herederos de largas tradiciones ideológicas que siguen determinando la postura beligerante de Europa hacia Rusia.

El primer ministro francés, Sébastien Lecornu, advirtió sobre el impacto que tendría la no adopción de un presupuesto para financiar la Seguridad Social en 2026, un escenario previsible por la polarización política imperante.

El presidente ruso subrayó que ambos países comparten tecnología, algo "muy poco común" en cooperación técnico-militar.

El jefe de Estado ruso señaló que existen elementos que Rusia está dispuesta a seguir discutiendo, pero insistió en que otros “no pueden ser aceptados” por Moscú.

A medida que el capitalismo acelera su transición hacia las nuevas tecnologías, África se encuentra en el centro de una competencia política de una intensidad sin precedentes. Baterías eléctricas, paneles solares, turbinas eólicas, móviles, ordenadores, satélites: todas estas tecnologías dependen de minerales estratégicos: litio, cobalto, cobre, níquel, manganeso y tierras raras. El continente africano posee una parte considerable de esos recursos, lo que alimenta muchas ambiciones. Atrapada entre la promesa del desarrollo y el riesgo de una renovada dependencia, África desempeña ahora un papel central en una batalla que está redefiniendo la balanza de fuerzas internacionales.

"La devolución de estos fondos podría producirse no mediante procedimientos legales, sino mediante reparaciones reales", advirtió el vicepresidente del Consejo de Seguridad de Rusia.