Cómo un magnate estadounidense financió el programa nuclear de Israel

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Zachary Keck, columnista del medio estadounidense The National Interest (NI), escribió un artículo acerca de cómo un estadounidense ayudó a Israel a adquirir armas nucleares.

Pocas son las informaciones concretas y fiables acerca del programa nuclear israelí. Nadie puede confirmar con certeza cuántas armas nucleares tiene Israel, pero se asume que el país sí las posee, señaló Keck.

Sin embargo, una historia menos conocida es que gran parte del financiamiento para el programa de armas nucleares de Israel provino de ciudadanos estadounidenses, apuntó el columnista.

Abraham Feinberg, un prominente hombre de negocios norteamericano, que sirvió como asesor no oficial de los presidentes John F. Kennedy y Lyndon B. Johnson, encabezó la iniciativa, detalló Keck.

Según el autor del artículo, el interés de Israel surgió ya en 1948, tras la fundación del Estado de Israel. El problema enfrentado por David Ben-Gurión, el primero en ocupar el cargo de primer ministro de Israel, era que su “país joven, pobre y poco sofisticado” no poseía los recursos tecnológicos y materiales necesarios para apoyar un programa nacional de armas nucleares.

“La mejor esperanza de Israel para adquirir armas nucleares sería encontrar un patrocinador extranjero. Afortunadamente para Israel, las circunstancias contemporáneas crearon las condiciones para que obtuviera este apoyo”, escribió Keck.

De acuerdo con el autor del artículo, a cambio del auxilio de Israel en la Guerra de Suez, Francia inicialmente proporcionó un pequeño reactor de investigación al país. Luego, la nación gala acordó proporcionar a Israel un reactor mucho más grande para producción de plutonio, uranio natural para alimentar el reactor y una planta de reprocesamiento.

Es decir, Francia estaba dispuesta a básicamente darle a Israel todo lo que necesitaría para usar la planta para producir plutonio para una bomba, a excepción de agua pesada, detalló Keck.

“Ningún país antes o después ha proporcionado a otro Estado una cantidad tan grande de tecnología necesaria para construir una bomba nuclear. Aun así, eso era solo la mitad de la batalla. Ben-Gurión aún tenía que conseguir los fondos necesarios para pagar el acuerdo nuclear con Francia”, apuntó el artículo de NI.

No se sabe cuánto costó la construcción de las instalaciones nucleares de Dimona —Centro de Investigación Nuclear del Néguev—, pero se estima que Israel haya pagado a Francia al menos entre 80 millones y 100 millones de dólares, en la época (inicio de los años 1960) un volumen muy considerable para el Estado hebreo, detalló el autor del texto.

En vez de usar el presupuesto de la Defensa del país, lo que posiblemente causaría reacciones de las FFAA nacionales, Ben-Gurión decidió crear un fondo privado para financiar el acuerdo con Francia, escribió Keck.

En octubre de 1958, Ben-Gurión recurrió a Abraham Feinberg para ayudarle a recaudar los fondos necesarios para el acuerdo de la central de Dimona.

“Feinberg era un prominente empresario de Nueva York, filántropo y líder judío estadounidense con estrechos vínculos con el Partido Demócrata. Antes de la entrada de los Estados Unidos en la Segunda Guerra Mundial, Feinberg había recaudado dinero para ayudar a los judíos europeos a emigrar a Palestina. Después de que la guerra terminó, él, así como Ben-Gurion, fue a Europa para ver los campos de concentración del Holocausto”, detalló Keck.

Según el columnista, Feinberg, además, ayudó a contrabandear sobrevivientes del Holocausto a Palestina cuando los británicos crearon bloqueos para evitar la inmigración ilegal de judíos. En esa época, forjó lazos duraderos con muchos de los hombres que, más tarde, se convertirían en los principales líderes del Estado de Israel.

Al regresar a Estados Unidos, Feinberg ayudó a presionar al presidente Harry Truman para que reconociera al Estado judío una vez que declarara su independencia. A cambio, Feinberg ayudó a recaudar dinero para la campaña de reelección de Truman, explicó Keck.

Feinberg era uno de los 17 millonarios que formaban el Instituto Sonneborn. En 1958, el empresario recurrió a muchos de los miembros de esa organización, así como a muchos otros líderes judíos en América del Norte y Europa, para recaudar el dinero para el proyecto nuclear de Dimona a petición de Ben-Gurión.

Keck escribió, citando al periodista israelí Michael Karpin, que la campaña secreta de recaudación de fondos comenzó a fines de 1958 y continuó durante dos años. Unos 25 millonarios donaron un total de alrededor de 40 millones de dólares al programa nuclear de Israel.

“Si Ben-Gurión no hubiera estado seguro de que Feinberg podría reunir los millones necesarios para el proyecto en la comunidad judía mundial, es dudoso que hubiera hecho el acuerdo con Francia. Israel de los años 50 y 60 nunca podría haber pagado por la avanzada tecnología, erigido el reactor Dimona y construido un elemento disuasivo nuclear con sus propios recursos”, concluyó Keck, nuevamente citando Karpin.

Fuente: sputnik

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