Ventura de Jesús

MATANZAS.– La Constitución de la República de Cuba proclamada en 1976 ya empezó a formar parte de la historia y de las nostalgias. Durante las últimas horas no se habla de otra cosa que de la consulta popular del proyecto de la nueva Carta Magna.

Es la magia del tiempo y de la vida, dirán algunos. Todo cambia, inclusive el mundo, y ello reviste de valor a un instrumento jurídico visionario de una sociedad que procura ser mejor y se propone como meta el socialismo próspero y sostenible.

Alentada por la novedad, la gente conversa sobre el tema con entusiasmo. Los vecinos comentan entre sí, preguntan y se responden ellos mismos acerca de las modificaciones más osadas.

Ese sentimiento esencial, el de involucrarnos con responsabilidad en el examen del Proyecto de Constitución, quedó plasmado aquí tras la realización de las primeras consultas, incluso antes,  y desde el momento mismo de acudir a las unidades de Correo y a determinados puntos de venta para adquirir el tabloide.

En la asamblea piloto de consulta popular en el Estado Mayor del Ejército Central se hizo evidente desde el principio que los participantes conocían el documento y lo habían estudiado. Eso nos brinda la posibilidad de desarrollar un análisis profundo, comentó el general de Brigada Andrés González Brito, jefe del Estado Mayor de ese mando.

En los debates se ratificó el carácter irrevocable del sistema socialista en Cuba y la tradición constitucional del país desde el mismo inicio de la Guerra de Independencia, hace 150 años.

Para el viejo revolucionario Teófilo Vasallo Guasch, licenciado en Derecho y con 83 años encima, se trata de una Constitución necesaria, ajustada a las circunstancias actuales y futuras de la Revolución, expresó convencido de su esencia democrática.

Por eso insiste en que nutrirse de la opinión de las masas ha sido una decisión sabia, una forma fértil de enriquecerla. Tener esa posibilidad, la de aprovechar la inteligencia colectiva, resulta muy ventajoso, es como la fórmula dorada, dijo tras reconocer el alcance y magnitud de algunas transformaciones.

Ya jubilado, este matancero furibundo y de apariencia apacible, ve como algo muy valioso el hecho de que cada quien diga honestamente su opinión, aunque aclara que lo más importante, el punto clave, es la disposición y el deber de participar en ese noble empeño. Eso es lo más saludable para el debate del proyecto. Al menos yo me siento obligado, sostuvo.

Dijo que desde su perspectiva como jurista siguió atentamente los debates sobre el tema en la Asamblea Nacional del Poder Popular, y le llamó la atención la claridad y entereza con que los diputados se batieron por sus fundamentaciones sin llegar a extremos irrespetuosos.

Asegura que él está de acuerdo en principio con todo y que sus reservas no son obstáculos para apoyar el documento.

Teófilo Vasallo participó en el nacimiento del Poder Popular en Cuba, experimento social del que Matanzas sirvió de laboratorio entre 1974 y 1976, un nuevo sistema de gobierno que luego se generalizaría al resto del país.

Es muy alentador intervenir en la discusión de este proyecto, tengo la impresión de estar viviendo los días fecundos de cuando la constitución del Poder Popular como experiencia social única, y luego en su debida y necesaria inclusión en la Carta Magna notificada en 1976, evocó el longevo abogado.

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