El día 20 de febrero del presente 2019 el compañero Samir Flores fue asesinado cuando un grupo de personas lo atacó con armas de fuego en su domicilio. Samir encabezaba la lucha contra el gasoducto, la termoeléctrica de Huexca y el PIM (Proyecto Integral Morelos) en general y vecino de la comunidad indígena de Amilcingo del estado de Morelos.

Su asesinato se da a unos pocos días de que el gobierno de supuesta izquierda de Andrés Manuel López Obrador calificara a los opositores de dichos proyectos como “ultraizquierdistas”, “saboteadores” “conservadores” y “provocadores”. No conforme con la criminalización, el líder de la “cuarta transformación” se atrevió a afirmar que el asesinato del compañero Samir es un acto de provocación destinado a ensuciar su imagen y la supuesta consulta que el gobierno federal usará para, de nueva cuenta, legitimar y justificar el establecimiento de megaproyectos que destruyen a las comunidades y que benefician al capital internacional.

Sobra mencionar que, al igual que la consulta realizada para el Tren Maya, estas “consultas populares” son en realidad preguntas de falso dilema, que detrás tienen toda la maquinaria propagandística de un gobierno que utiliza su legitimidad para coaccionar la voluntad de la población en función de unos intereses y en perjuicio de otros.

El asesinato del compañero Samir ocurre en una coyuntura donde el gobierno de la cuarta transformación comienza a revelar su verdadero rostro: el del administrador de los negocios del capital, que necesitaba controlar el descontento de las masas populares hartas de la crisis provocada por el neoliberalismo.

En la ciudad de Matamoros Tamaulipas también está ocurriendo movimiento. Desde el pasado 25 de enero un total de 45 maquiladoras y un aproximado de 30 mil obreros se encuentran en huelga, exigiendo su legítimo derecho al incremento salarial prometido por el gobierno federal y la negativa de las empresas a dárselo a los trabajadores.

La huelga sigue y se ha extendido a diferentes ramas, incluida la fábrica de Coca – Cola de la ciudad. ¿Cuál ha sido la respuesta de las empresas, los burgueses agrupados en la Coparmex y el gobierno de la cuarta transformación? Como era de esperarse, la criminalización de los trabajadores en medios masivos de comunicación, el uso de esquiroles y provocadores para romper las huelgas, el uso de la fuerza policiaca para el mismo fin y las amenazas e intento de cooptación del diputado morenista Ricardo Monreal.

¿Por qué está ocurriendo esto? Porque la industria maquiladora en general necesita de la explotación para incrementar las ganancias de los grandes capitales a costa del sufrimiento de los trabajadores. La situación empeora con las mujeres trabajadoras, quienes a pesar de realizar largas jornadas de hasta 16 horas, su salario es menor que el de sus compañeros varones, sin mencionar que deben soportar el acoso y en algunos casos el abuso de los gerentes y capataces de la maquila.

El neoliberalismo necesita dos cosas esenciales para poder generar ganancias para los grandes monopolios internacionales: el saqueo y depredación de los recursos naturales y la explotación de las clases trabajadoras.

El uno y el otro se complementan: el capital llega a los territorios bajo la bandera del “progreso”. Se apodera de ríos, bosques, selvas, montañas, tierras y ríos, despoja a los habitantes de todo y si se resisten son asesinados bajo el consentimiento del Estado, son obligados a dejar sus comunidades, sus pueblos, ya sea por la contaminación provocada por los mega proyectos o huyendo de la violencia, porque se les fue despojadas sus pocas pertenencias por los grupos criminales al servicio de estas empresas, se convierten en desplazados, despojados de sus medios de subsistencia y es así como llegan a las puertas de las empresas transnacionales, a las puertas del subempleo donde son subcontratados sin prestaciones sociales ni derechos laborales, trabajando de sol a sol para obtener apenas el mínimo necesario para poder llevar un pedazo de tortilla al estómago de los trabajadores y sus familias. Pero mientras los trabajadores lo pierden todo, el capital crece y sus garras se hunden más destruyendo todo lo que queda a su paso.

¿Qué hacer ante esto? Sin duda la solidaridad es la ternura de los pueblos. En estos tiempos donde en algunos lugares la sombra del fascismo se alza amenazante y donde los oportunistas han bastardizado las consignas populares de libertad, democracia y justicia para beneficiar a la burguesía, se hace necesario y urgente la solidaridad nacional e internacional con todos quienes luchan. Indígenas, campesinos, estudiantes, profesionistas, obreros, todos debemos abrazar la bandera del anticapitalismo, porque solo destruyendo la base material de donde emerge esta crisis que está arrasando a la civilización nos será posible construir un mundo nuevo.

Nos solidarizamos con quienes en vida lucharon hombro a hombro con el compañero Samir, nos solidarizamos con los obreros de Matamoros. Tendrá que llegar la hora en que todos agrupados debamos dar el golpe contra la bestia imperialista. Viene siendo la hora ya de que como organizaciones de oposición dejemos de enfrascarnos en el estéril debate sobre quien será la vanguardia que dirija el triunfo final de las clases trabajadoras, porque recordemos que son ellas quienes deben conducir el camino a la liberación.

La máquina del capital ve en todos nosotros a sus enemigos, y precisamente por eso es necesario ya conjuntar esfuerzos y compartir experiencias, siempre teniendo en cuanta que los principios que nos guían no están a negociación, que luchamos por la emancipación total de las clases trabajadoras y que no hay espacio posible para la conciliación entre oprimidos y opresores.

No es momento para que nadie se quede atrás, ni individuos ni organizaciones. La crisis de este tiempo nos exige convertirnos en una oposición a la altura de las circunstancias y listas para dar el combate en las diferentes trincheras.

La protesta debe extenderse en todos lados, en las ciudades, en el campo, en las escuelas, en los centros de trabajo, en las calles y en nuestra vida cotidiana. La lucha nos llevará por los diferentes caminos que en ocasiones parecerán divergentes pero que nos llevarán al mismo objetivo. Por eso debemos aprender a respetar a aprender de quienes caminan en otras vías, pero al mismo tiempo, siendo implacables contra quienes su andar los lleve al beneficio personal y egoísta y no al camino de la liberación para todas y todos.

El arte de la lucha nos hará encontrar distintos métodos, y todos juntos debemos aprender a conjuntarlos para hacer de este un mundo nuevo.

El futuro pertenece a los que luchan, el futuro será nuestro.

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