Correo del Alba.— El primer ministro armenio, Nikol Pashinyan, en una entrevista a la prensa aseguró este martes 6 de octubre que Rusia ha dado garantías de que si el territorio armenio fuera atacado cumplirá sus obligaciones en virtud del Tratado de Seguridad Colectiva. Dicho acuerdo, que incluye a Rusia, Armenia, Kazajstán, Kirguistán, Tayikistán y Uzbekistán, estipula que los países miembros deben intervenir militarmente si alguna de las naciones firmantes sufriera una agresión externa. El jefe de gobierno también señaló que “existe una base contractual y estos acuerdos estipulan que, en caso de amenaza directa al territorio de la República de Armenia, Rusia debe, en consonancia con una serie de parámetros, cumplir con ciertas obligaciones contractuales”.
Dado que Nagorno-Karabaj, epicentro del conflicto, no forma parte de la República de Armenia, el tratado aún no ha entrado en vigor. Sería diferente si Armenia fuera atacada dentro de las fronteras internacionalmente reconocidas de la República. Durante la entrevista, Pashinyan explicó que “si las fuerzas armadas azerbaiyanas tienen éxito, significaría el genocidio de los armenios de Nagorno-Karabaj”.
Rusia y el conflicto en el Cáucaso
El portavoz de la presidencia de la Federación Rusa, Dmitry Peskov, señaló que Rusia está dispuesta a enviar sus fuerzas de paz a Nagorno-Karabaj si tanto Armenia como Azerbaiyán están de acuerdo. Asimismo, añadió que el diálogo entre Rusia y Azerbaiyán y Turquía sobre la situación en Nagorno-Karabaj se lleva a cabo a un alto nivel y de forma continua.
El 1 de octubre, los presidentes de Rusia, Estados Unidos y Francia, Vladimir Putin, Donald Trump y Emmanuel Macron, respectivamente, como jefes del Grupo de Minsk de la OSCE (Organización para la Seguridad y la Cooperación en Europa), aprobaron una declaración conjunta para condenar enérgicamente la escalada de violencia en la región y pedir el fin de las hostilidades. Los tres países ordenaron a los terceros, en una clara referencia a Turquía, que se abstuvieran de fomentar el conflicto. El Grupo OSCE fue creado en 1992 para encontrar formas de resolver el conflicto de Nagorno-Karabaj a través de medios pacíficos.
Por otra parte, el canciller ruso, Sergei Lavrov, anunció el lunes 5 de octubre que su país, Estados Unidos y Francia están preparando una declaración conjunta de los ministros de relaciones exteriores sobre la situación en torno a Nagorno-Karabaj. Lavrov señaló: “Estamos preparando una declaración de los ministros de relaciones exteriores de los tres países, pero, por supuesto, debemos pensar no sólo en las declaraciones, sino en las medidas concretas que pueden adoptarse para poner fin al derramamiento de sangre y volver a poner la situación en el centro de las negociaciones”.
Igualmente el canciller añadió que Rusia mantiene contactos con Armenia y Azerbaiyán, y además discute la cuestión de Nagorno-Karabaj con otros Estados, en particular Turquía e Irán.
Muerte y devastación
En menos de 15 días el conflicto en el Cáucaso ya ha causado cientos de bajas entre los militares y civiles. La Cruz Roja Internacional denuncia ataques contra asentamientos e infraestructuras civiles; Amnistía Internacional ha condenado en particular el uso de bombas de racimo, prohibidas desde 2010 por una convención internacional; Human Rights Watch recuerda la importancia de no atacar a los civiles. Existe un alto riesgo de que se produzca una catástrofe humanitaria si los combates se incrementan y trasladan a los grandes centros poblados de la región, algunos de los cuales ya son objeto de frecuentes ataques de artillería.
No obstante, la atención a esta guerra sigue siendo limitada por parte de la comunidad internacional. Al parecer, ningún dirigente quiere invertir capital político en el conflicto, porque es difícil imaginar un alto el fuego inmediato, como por ejemplo el denominado “Acuerdo Medvedev-Sarkozy”, que puso el fin de las hostilidades entre Rusia y Georgia en agosto de 2008 al término de la guerra en Osetia del Sur. Aún no se ha evidenciado una misión diplomática de emergencia, ni cumbre, ni presión sobre las partes, ni ofertas reales de apoyo al proceso de paz, solo las declaraciones ya conocidas. Sin una real y efectiva mediación internacional se contribuye activamente a la dinámica destructiva que generan los conflictos armados y a la consabida pérdida de vidas humanas.