Las imágenes y los vídeos divulgados este sábado en las redes sociales muestran una masiva presencia de activistas que se tomaron el viernes las calles de la ciudad estadounidense de Chicago, situada en el estado de Illinois, con pancartas en las que se leían eslóganes como “Justicia para Adam” y “No más policías asesinos”.
El jueves, la Oficina Civil de Responsabilidad de la Policía de Chicago (COPA, por sus siglas en inglés), que se encarga de investigar los tiroteos que involucran a agentes, emitió una grabación del momento en que Adam Toledo, de 13 años, recibe un disparo de un efectivo y muere en el acto, el pasado 29 de marzo.
El policía persigue al joven que supuestamente portaba un arma y el menor levanta las manos justo antes de que el agente le disparara. Poco después, el menor aparece tirado en el suelo, el efectivo se le acerca y pide ayuda por radio.
Según han informado los medios locales, la Policía se enfrentó con los manifestantes y obstaculizó su marcha hacia la casa de la alcaldesa de Chicago, Lori Lightfoot.
La alcaldesa, a su vez, calificó las imágenes del brutal asesinato de Toledo como “extremadamente difíciles” e “insoportables”, tras añadir que no son “algo que se quiera que los niños vean”.
La brutalidad de la Policía en EE.UU., que es la sexta causa de muerte entre los jóvenes afrodescendientes, ha suscitado olas de condena de diversas organizaciones de derechos civiles. Los críticos dicen que el hecho expone las grietas dentro de un sistema inherentemente racista y aseguran que el aumento de la violencia racial en el país norteamericano en los últimos años se debe a las políticas racistas del expresidente Donald Trump.
De acuerdo a un estudio elaborado por las Universidades de Míchigan, Rutgers y Washington, los afrodescendientes tienen 2,5 veces más probabilidades de morir a manos de agentes blancos.
