China va a dominar el mundo gracias a sus avances en IA y otras tecnologías emergentes, y Estados Unidos ya ha perdido la oportunidad de impedirlo, ha dicho el recientemente dimitido jefe de software del Pentágono.
“No tenemos ninguna posibilidad de competir con China dentro de 15 o 20 años. En este momento, ya es un hecho; en mi opinión, ya se ha acabado”, declaró Nicolas Chaillan al Financial Times en su primera entrevista desde su sorprendente dimisión el mes pasado.
Chaillan, que fue el primer jefe de software de las Fuerzas Aéreas de EE.UU. y supervisó los esfuerzos del Pentágono para impulsar la ciberseguridad en los últimos tres años, anunció su dimisión en septiembre en protesta por el lento ritmo de los avances tecnológicos en el ejército estadounidense.
“Que haga falta una guerra o no es algo anecdótico”, pero China, que ha dado prioridad a la inteligencia artificial, el aprendizaje automático y las capacidades cibernéticas, va camino de dominar el mundo y controlar todo, desde la narrativa de los medios de comunicación hasta la geopolítica, insistió.
Puede que Washington esté gastando tres veces más que Pekín en defensa, pero este dinero se está utilizando en las áreas equivocadas, dijo el empresario tecnológico de origen francés, que se convirtió en ciudadano estadounidense en 2016. La IA y otras tecnologías emergentes son más cruciales para el futuro de Estados Unidos que los proyectos de hardware masivos y de alto presupuesto como los aviones de combate F-35 de quinta generación, argumentó.
Una de las cosas que frena a EE.UU. es el actual debate sobre la ética de la inteligencia artificial, mientras que las empresas chinas están dedicando “inversiones masivas” a la IA sin pensarlo dos veces, según Chaillan.
Las empresas chinas también cooperan activamente con su gobierno en materia de IA, pero las estadounidenses, como Google, son reacias a colaborar con las autoridades norteamericanas, añadió.
El ex jefe de software también dio la voz de alarma sobre las ciberdefensas de las agencias gubernamentales estadounidenses, afirmando que se encuentran en un “nivel de parvulario” en algunas áreas.
En las próximas semanas, Chaillan tiene previsto testificar ante el Congreso en relación con este asunto para llamar más la atención sobre el peligro que suponen los avances tecnológicos de China para Estados Unidos.
La dimisión de Chaillan causó un gran revuelo después de que la anunciara en una carta explosiva a principios de septiembre. Se quejaba de que la burocracia y la falta de financiación le habían impedido hacer su trabajo adecuadamente, diciendo que estaba harto de “escuchar las palabras adecuadas sin actuar”.
El Pentágono estaba “preparando la infraestructura crítica para que fracase” al nombrar a oficiales militares sin experiencia en el campo a cargo de las iniciativas cibernéticas, argumentó el hombre de 37 años. “No pondríamos a un piloto en la cabina de mando sin una amplia formación de vuelo; ¿por qué esperar que alguien sin experiencia en tecnologías de la información se acerque al éxito?”.
Siguió criticando al Departamento de Defensa tras su marcha, afirmando durante una conferencia de CyberSatGov a principios de esta semana que los proveedores de satélites de seguridad nacional estadounidenses eran incapaces de desarrollarse “a la velocidad de la relevancia” al encontrarse atrapados en el ecosistema del Pentágono.
La NASA también fue interrogada, y Chaillan dijo que era “un poco vergonzoso que tuviéramos que esperar a que SpaceX aportara una capacidad que nos permitiera enviar estadounidenses a la ISS y no depender de los rusos”. Los cohetes Souyz, lanzados por la agencia espacial rusa Roscosmos, han llevado a los astronautas de la NASA a la órbita desde el cierre del programa de transbordadores en 2011 hasta 2020, cuando SpaceX desarrolló la capacidad de enviar humanos al espacio.
