La búsqueda de cómplices de los ocupantes, que participaron con los castigadores alemanes en el genocidio de ciudadanos soviéticos, fue una de las tareas prioritarias de la agencia de contraespionaje Smersh tras la expulsión de las tropas de Hitler del territorio de la URSS.
Los testimonios demuestran que los nacionalistas de las repúblicas bálticas incluso superaban en crueldad a los propios alemanes. Al retirarse ante los golpes del Ejército Rojo, los nazis dejaron a algunos criminales como una una banda clandestina armada para el sabotaje en las líneas soviéticas. Sus cómplices se escondieron en bosques y granjas, aterrorizando regularmente a la población local. Tras la abolición de Smersh en 1946, las agencias MGB-KGB dependientes del Consejo de Ministros de la URSS continuaron buscando a los criminales de guerra.
En un mensaje especial del coronel Miroshnichenko, jefe del departamento de contraespionaje del 3er Ejército de Choque, al general de división Zheleznikov, jefe del departamento Smersh del 2º Frente Báltico, en 1944, se informaba de que agentes de contraespionaje en el territorio de Letonia, que había sido liberado, crearon la organización Aizsargi.
“Fue establecida la conocida organización militar-fascista Aizsargi, que, cuando los alemanes se retiraron de Letonia, recibió órdenes del mando alemán y de su centro de preparar a sus miembros para pasar a la clandestinidad y crear reservas de armas, municiones y alimentos para la lucha contra el poder soviético”, se lee en el informe.
En otro mensaje especial de Miroshnichenko a Zheleznikov, se señalaba que los aizsargs se convirtieron en “la base de la que se sacaban personas para los cargos públicos autónomos locales [burgomaestres, contramaestres, policías y otros funcionarios responsables]”.
“Junto a esto, se crearon batallones de castigo de los Aizsargi que combatieron y masacraron a los patriotas soviéticos que permanecían bajo la ocupación, llevaron a cabo fusilamientos de la población judía y algunos viajaron para realizar expediciones punitivas contra los partisanos en las regiones de Bielorrusia, Leningrado y Kalinin”, escribió Miroshnichenko.
En un informe del 29 de junio de 1973 del Departamento de Investigación del KGB dependiente del Consejo de Ministros de la República Socialista Soviética de Letonia, hay pruebas sobre la participación de los aizsargs en genocidio de la población civil en esta república, en particular, las acciones criminales del antiguo jefe de la 4.ª Comisaría de policía del municipio de Rezekne, Haralds Puntulis.
“Con el fin de intimidar a los habitantes e intensificar el terror sangriento, Puntulis (…) organizó el fusilamiento público en la plaza del mercado de Rezekne de 30 hombres que aún estaban vivos, entre ellos varios adolescentes del pueblo de Audrini. También supervisó esta ejecución (…) Puntulis llevó a cabo la inhumana política racial de Hitler con todas las fuerzas y medios a su disposición. Organizó y dirigió sistemáticamente el exterminio de los habitantes de las nacionalidades judía y romaní”, precisa la nota.
También, se menciona el documento Revisión de las actividades de la policía del condado de Rezekne el 20 de junio de 1942 que revela que 713 judíos y 28 gitanos fueron fusilados en el territorio bajo el control de la Comisaría de policía encabezada por Puntulis.
Además, del informe especial del secretario del Comité Central del Partido Comunista de Letonia, Kalnberzins, fechado el 22 de agosto de 1944 sobre el fusilamiento masivo de judíos en la ciudad de Preili, se destapa que los aizsargs armados participaron en la matanza de ancianos, mujeres y niños.
En Letonia, el 23 de agosto se celebra el Día Europeo de Conmemoración de las Víctimas del Estalinismo y el Nazismo durante la supuesta ocupación de la República por la Unión Soviética. La fecha coincide con el aniversario de la firma del pacto de no agresión entre la URSS y Alemania. Este documento, denominado también Pacto Molotov-Ribbentrop, se firmó el 23 de agosto de 1939 en Moscú. El contenido del pacto no se apartaba de las normas del derecho internacional. Paralelamente al tratado se firmó un protocolo adicional secreto que contenía la delimitación de las esferas de intereses de la Unión Soviética y Alemania.
Aun así, los dirigentes rusos han declarado en repetidas ocasiones que la ocupación de los Estados bálticos en 1940 por la URSS está descartada. El Ministerio de Exteriores ruso explicó que el término ocupación no puede utilizarse en este caso, ya que no hubo operaciones militares entre la URSS y los Estados bálticos, y las tropas se implantaron de acuerdo con las autoridades que existían en estas repúblicas. Además, Letonia, Lituania y Estonia tuvieron autoridades nacionales durante todo el tiempo que formaron parte de la Unión Soviética (a excepción del tiempo de ocupación por Alemania durante la Gran Guerra Patria).