El pasado 21 de diciembre, se daba a conocer la compra del 10% de Telefónica por parte del Estado, 26 años después de que fuera totalmente privatizada. Todo viene dado ante la adquisición del 4,9% por parte de Saudí Telecom Company y con rumores en el horizonte de que pudieran alcanzar un 5% mas en los próximos años.
De esta manera, el estado español es ahora, no sólo partícipe, sino el accionista con mayor porcentaje de la principal empresa de telecomunicaciones de España. Parte del argumentario que se sostiene desde el ejecutivo para la entrada como accionariado número 1 es “dar estabilidad al accionariado y hacer más difícil una operación hostil de terceros”.¹
Pero ante tal acontecimiento, que casi ha pasado de puntillas por la opinión pública, habría que preguntarse: ¿No gestiona mejor y es más eficiente el sector privado? Y ante los que sostienen esto ¿Por qué entra a dar estabilidad al accionariado? Será que el intervencionismo del Estado en la economía está bien visto dependiendo de a clase qué quiera salvarse.
Valga como spoiler que dicha entrada del gobierno en Telefónica lejos está de verse como una medida ni siquiera reformista y sí muy cerca de dar tranquilidad a los tenedores de grandes paquetes accionariales dentro de la misma, un nuevo paso más en calmar a los que verdaderamente mandan.
Ferran Bielsa, militante de Red Roja
Tranquilidad para los demás accionistas hasta que llegue un gobierno del PP (que llegará desgraciadamente) y regale, de nuevo, las acciones de la empresa.
Entonces se quedarán aún más tranquilos.