Para ir al barrio de Petrovski, en la ciudad de Donetsk, nos ponen muchas trabas por nuestra seguridad. Sin embargo, muchas personas todos los días viven entran y salen de este barrio que es de los más castigados por el fuego de misiles y artillería de las tropas ucranianas.
No son cuarteles, bases, baterías artilleras ni depósitos de armas o municiones. Son casas de civiles con niños, mujeres, hombres y ancianos, que hacen su vida intentando sobrevivir a los inconvenientes de la guerra y esperando tener la suerte de que una noche durmiendo oyendo a comprar al mercado o saliendo de la escuela, no les caiga la muerte encima. Se respira la tensión. La gente aunque es muy amable, mantienen una expresión un tanto triste.
Llegamos a nuestro objetivo para el día, visitar la casa que el martes fue víctima de la artillería. Cayó un misil matando a un niño de dos años, uno de diez y uno de 14 años, y dejando gravemente heridas a su madre. Es una casa baja, sencilla, con una cocina y un jardín, que ha quedado completamente destrozada. Están aún a la vista los libros infantiles de cuentos y de dibujos para colorear.
Mientras hacemos fotografías y vídeos, se escuchan al fondo los ruidos de la artillería. Hablamos con los vecinos de al lado que están reconstruyendo su propia vivienda y nos cuentan que la familia atacada el martes ya había perdido al padre y que deja ahora a una mujer entre la vida y la muerte sin familia y sin su hogar.
De pronto se oye el estruendo de los aviones caza que vienen a castigar las posiciones de artillería ucranianas, volando rasantes, quizás a un kilómetro o dos de donde nos encontramos, dejan su carga explosiva y se les ve tirar unas bengalas para despistar al fuego antiaéreo. En la salida pasan por encima de nuestras cabezas con un ruido ensordecedor.
Nos marchamos y nos paramos a comprar cosas en un mercado. Pasamos a ver unos heridos que son atendidos en un hospital improvisado, en donde un hombre que fue herido en la pierna y su hija en el brazo conversa con nosotros. Otro hombre se recupera también de las heridas de la artillería.
A la vuelta hay un accidente en las vías del tranvía que todavía circula por aquí. Es una cotidianidad complicada, a merced de la suerte donde la gente hace todo lo posible por continuar con su vida.