«Reiteramos nuestro llamado a todos los Gobiernos responsables y estructuras internacionales relevantes a condenar enérgicamente este atentado terrorista brutal y distanciarse públicamente del régimen de Kiev y sus patrocinadores occidentales que cometen tales crímenes», publicó la Cancillería en su página web oficial.
El ministerio subrayó que el silencio en respuesta «será similar a la complicidad en sus actos sangrientos».
A su juicio, el régimen de Kiev busca «matar a tantos rusos como sea posible en su ira impotente».
«No hay duda de que se trata de un acto terrorista de intimidación planificado de antemano y cuidadosamente preparado», precisó el ente diplomático.
Indicó que el Comité de Investigación ya abrió un caso penal por el delito tipificado en el artículo 205 del Código Penal de Rusia e investiga todas las circunstancias de lo sucedido.
La Cancillería prometió que tanto los organizadores como los perpetradores del crimen «sufrirán un castigo inevitable conforme a la ley».
Asimismo, expresó sus condolencias a los familiares de los muertos y deseó la pronta recuperación a los heridos.
El 30 de agosto, el gobernador de la provincia de Bélgorod, Viacheslav Gladkov, informó que Ucrania atacó la ciudad homónima y su región con municiones de racimo del sistema de lanzacohetes múltiple Vampire.
Cinco personas murieron y otras 46, incluidos siete menores, resultaron heridos.
El gobernador también informó de daños a varios edificios y decenas de automóviles en Bélgorod, así como a un pueblo ubicado cerca de la ciudad.
