Leonel Nodal (Juventud Rebelde).— La campaña militar de limpieza étnica en el norte de Gaza se acerca a su tercera semana. Los bombardeos aéreos y artilleros barren de manera sistemática las ruinas del campamento de Jabalya, refugio de más de 20 000 personas, en la minúscula Franja de terreno arenoso a orillas del mar Mediterráneo.
Más de 800 residentes murieron, desde el pasado 5 de octubre, en el asentamiento reducido a escombros —uno de los primeros instalados en 1948 en aquel territorio, entonces bajo dominio egipcio- cuando violentas acciones de las bandas terroristas sionistas vaciaban a sangre y fuego aldeas completas, durante los últimos meses del mandato británico.
A las víctimas mortales, se suman más de un millar de heridos y decenas de desaparecidos, en su mayoría mujeres y niños, según informó la oficina de prensa del gobierno de Gaza.
Un fotorreportaje en Instagram mostraba en días recientes una larga fila de hombres, ancianos y niños desfilando sobre una calle bordeada de escombros en Jabalya, compulsados por el ejército israelí hacia un destino incierto.
«Estas son las últimas escenas de limpieza étnica en el exterior del hospital Indonesio en el norte de Gaza. Hombres, niños y ancianos son obligados a marchar con los brazos en alto y sus documentos de identidad en la mano. ¿Serán obligados a marchar hacia el sur, llevados a las mazmorras de tortura y violación de Israel o ejecutados?», afirmó Dan Cohen (@dancohen3000) el autor de la nota.
LIMPIEZA ÉTNICA, EXTERMINIO, GENOCIDIO
A primera vista se trata de un corresponsal de origen judío, según revela su nombre y apellido. Efectivamente, es un periodista y cineasta estadounidense fundador de la multimedia UncapturedNews. Y no es extraño. Algunas de las más contundentes y documentadas denuncias del genocidio sionista en
Palestina proceden de organismos y estudiosos hebreos. Entre ellos destaca el profesor Ilam Pape, quien a riesgo de su seguridad personal ha dedicado desde 1982 su vida académica a denunciar las falsedades de las leyendas que sustentan al régimen racista instalado en Palestina a la sombra del imperio británico y Estados Unidos.
«Necesité veinte años para poner en palabras la realidad de la guerra de 1948-1949», declaró a mediados de este año, al periódico francés Mediapart, el autor del libro “La limpieza étnica de Palestina”, publicado en 2008.
Las investigaciones de Pape sobresalen en la actualidad por su precisión y valentía, al demostrar el vandalismo terrorista empleado por las bandas sionistas Stern, Irgún y Haganah, que comenzaron a operar desde los días del Mandato Británico.
«Entre 1947 y 1949, más de 400 pueblos palestinos fueron destruidos deliberadamente, casi un millón de palestinos fueron expulsados de sus tierras por las fuerzas israelíes a punta de pistola y se masacró a civiles. Esto es lo que los palestinos llaman la Nakba, la gran catástrofe. Me propuse averiguar quién estaba detrás del Plan Daleth, la limpieza étnica meticulosamente preparada».
Al expresar su opinión sobre lo que ocurre ahora en Gaza dijo: «creo que desde el 7 de octubre de 2023 asistimos a un genocidio, tanto desde el punto de vista jurídico como acadêmico».
El profesor recordó que enseñó durante mucho tiempo en Israel, antes de que lo expulsaran de la universidad en 2007. La causa queda clara. «Sería muy difícil para los israelíes aceptar que la guerra de 1948, que ellos llaman la guerra de la independencia, es también un crimen –dijo- o que lo que les han dicho, es decir, que la guerra de Gaza es en defensa propia, es también un genocidio».
Hoy el profesor Ilam Pape no está solo. Los hechos irrefutables están a la vista. El gobierno israelí de Benjamín Netanyahu ha desencadenado una demencial guerra de exterminio a la vista de toda la humanidad. Ya no hay duda posible. Quizás ese sea uno de los más valiosos logros de la rebelión de Hamás el 7 de octubre el año pasado —aunque brutalmente doloroso— exponer la criminalidad sionista y calar profundamente en la conciencia social y la opinión pública internacional.
Israel comenzó su nuevo asalto al norte de Gaza a principios de mes y ordenó a los aproximadamente 300 000 a 400 000 civiles palestinos que viven en el área que se dirigieran al sur.
Al respecto el grupo israelí de derechos humanos B’Tselem alertó que: «La magnitud de los crímenes que Israel está cometiendo actualmente en el norte de la Franja de Gaza en su campaña para vaciarla de los pocos residentes que quedan es imposible de describir, no sólo porque cientos de miles de personas sufren hambre, enfermedades sin acceso a atención médica y bombardeos y disparos incesantes, sino porque Israel los ha aislado del mundo», dijo la organización hebrea.
EL «PLAN DALETH» COBRA CUERPO DE NUEVO
Un estudio realizado por 99 expertos de la salud estadounidenses estima que el verdadero número de muertos probablemente sea superior a 118 000, una cifra que toma en cuenta a los palestinos desaparecidos y muertos bajo los escombros.
Según diversas fuentes, Israel está intentando llevar a cabo una campaña de limpieza étnica conocida como «El Plan del general», que exige una evacuación masiva de civiles, vaciar las áreas al norte del Corredor Netzarim, que divide Gaza en dos, para establecer una «zona militar cerrada».
Se propone dividir el norte de Gaza en barrios separados y declarar cada sección como zona de guerra, obligando a los civiles a marcharse o a convertirse en objetivos militares legítimos y ser ultimados, pues el ejército israelí afirma que están erradicando a los combatientes de Hamás que se habían reagrupado en la zona norte
No es exclusivamente una estrategia militar, también incluye genocidio y limpieza étnica mediante el hambre. Como parte del Plan, Israel bombardeó el lunes 14 de octubre de 2024 el único centro de distribución de alimentos de la ONU en el campamento de Jabalia.
«Los que se vayan recibirán comida y agua», dijo Giora Eiland, un general israelí retirado y ex jefe del Consejo de Seguridad Nacional, que encabeza la propuesta, en un video publicado en septiembre.
Un exhaustivo estudio difundido en dropsitenews.com realizado por los periodistas Younis Tirawi y Sami Vanderlip, basado en las publicaciones diarias compartidas por los soldados del Batallón de Ingeniería de Combate 749 de Israel les permitió rastrear las actividades de cada compañía, mientras la fuerza se abría paso a través de Gaza.
La misión –dijeron- es nada menos que un esfuerzo sistemático, concertado y deliberado para borrar el futuro intelectual, cultural y social del pueblo palestino. «Nuestro trabajo es arrasar Gaza», escribieron los soldados de la compañía oficial D9 del batallón en su página de Instagram. Agregaron, con precisión: «Nadie nos detendrá».
The Nation recordó otro estudio sobre los costos de la guerra, publicado la semana pasada por el Instituto Watson de la Universidad de Brown, el cual reveló que Estados Unidos ha gastado al menos 22 760 millones de dólares de los contribuyentes en ayuda militar a Israel y la región en el año transcurrido desde que comenzó la guerra el 7 de octubre de 2023.
Entre los productos suministrados a Tel Aviv se encuentra la bomba MK-84 de 2 000 libras, fabricada por General Dynamics Ordnance and Tactical Systems, cuyo poder letal supera al de las bombas más grandes que EE. UU. lanzó en Siria e Irak, en su guerra contra el grupo terrorista llamado Estado Islámico. Desde el 7 de octubre de 2023, el Pentágono ha enviado más de 14 000 a Tel Aviv.
«Sin embargo, Israel decidió lanzarlas sobre campos de refugiados superpoblados en Gaza, donde la mitad de la población está compuesta por niños», puntualizó la propia fuente. Claramente, convierten a Estados Unidos en copartícipe en el genocidio en curso.
Tras una visita a la zona, el jefe de la Agencia de Naciones Unidas para los Refugiados (UNRWA) Philippe Lazzarini, dijo que el personal de su agencia no pudo encontrar comida, agua o atención médica en las partes del norte del enclave:
«El olor a muerte está en todas partes, los cuerpos están tirados en las carreteras o bajo los escombros», escribió en X. «La gente está esperando morir. Se sienten abandonados, desesperados y solos».