La propaganda occidental

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Día 1: ¡No hay neo-nazis ni biolaboratorios en Ucrania!

 

Día 5: Bueno, si hay, sólo unos pocos neo-nazis.

Día 10: De acuerdo, bien. Hay muchos neo-nazis. Pero no son malos en general. Pero definitivamente no hay biolaboratorios.

Día 15: Bien. Probablemente haya biolaboratorios perfectamente seguros y completamente inofensivos.

Día 20: ¿Y con que os asustan los neo-nazis en los biolaboratorios?

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Las cosas por su nombre

A ti, lector simpatizante de nuestra prensa revolucionaria; A ti, lector anónimo, que sin conocerte sigues expectante nuestra tenaz defensa del comunismo; A ti, lector que por puro azar llega a tus manos esta publicación (la voz de los currantes), que tanta constancia exige para infundirle vigor en esta alienante sociedad capitalista; sepáis todos que las palabras que a continuación se apiñan no son fruto de una reflexión perfectamente meditada; nacen abruptamente de las entrañas de quien suscribe para - una vez más - dejar constancia de lo que es absolutamente insoportable, y en donde el entendimiento (lo opuesto a la sinrazón) es cada día ultrajado por la más abominable barbarie cometida desde tiempos de Adolf Hitler: el genocidio del pueblo palestino a manos del imperialista Tío Sam - que es quien manda - y de su odioso gendarme en Oriente Medio: el sanguinario estado sionista de Israel, los nazis del siglo XXI. Un exterminio perpetrado impunemente ante nuestros ojos despavoridos que, en un repugnante in crescendo del terrorismo de Estado, hace que los adjetivos a emplear pierdan fuerza acusatoria. Mostrando así, que la equidistancia es imposible en esta espantosa tragedia, y que las febriles disquisiciones sobre los orígenes del conflicto árabe-israelí sobran ya, pues el asesino, despiadado e incuestionable, es el bestial sionismo.[...]