La asombrosa revuelta de los universitarios de EEUU del Atlántico al Pacífico es sometida a una brutal represión policiaca, al unísono de la feroz contraofensiva de las estrellas de Hollywood, tipo Robert De Niro, que domina Israel, y los globalistas de Wall Street que amenazan cortar sus donativos y aprietan sus tuercas financieras.