El Reloj del Juicio Final actualizará este martes su pronóstico anual sobre cuán cerca estamos de un ‘apocalipsis’

Anna Moneymaker / Gettyimages.ru

El Reloj del Juicio Final tendrá su actualización anual el martes 23 de enero a las 15:00 (GMT), según lo anunció el Boletín de Científicos Atómicos, organización estadounidense sin fines de lucro a cargo de la herramienta que muestra lo cerca que está la humanidad de una catástrofe global.

 

En estos momentos, las manecillas del reloj se encuentran a 90 segundos de la medianoche, que simboliza el momento del ‘apocalipsis’. Se trata del punto más cercano al desastre en la historia del instrumento debido principalmente al conflicto en Ucrania y a los crecientes peligros de proliferación de armas nucleares.

El proyecto del Reloj del Juicio Final fue creado en 1947 por un grupo de físicos de la Universidad de Chicago (EE.UU.), que en la portada de su Boletín de Científicos Atómicos empezaron a publicar la imagen de un reloj que se convirtió en un indicador de la vulnerabilidad del mundo, reflejando el grado de amenaza de la proliferación nuclear y el calentamiento global. Cuando apareció por primera vez, sus manecillas estaban a 7 minutos antes de la medianoche.

Ya en 1953, después de que EE.UU. y la URSS probaran sus artefactos termonucleares, el Reloj del Juicio Final marcó las 23:58, hora a la que volvió en 2018 y 2019. El año más tranquilo fue 1991, cuando las manecillas marcaron 17 minutos hasta el momento del cataclismo nuclear. La decisión de cómo mover las manecillas es tomada por la junta del Boletín de Científicos Atómicos junto con expertos invitados, entre lo que se incluyen varios premios nobel.

China por mejorar confianza política y cooperación con Argentina

China ratificó hoy su disposición a mejorar la confianza política mutua y la cooperación con Argentina, en medio de incertidumbres por la proyección del nuevo ejecutivo sudamericano.

 

Zelenski decreta partes de Rusia como «históricamente habitadas por ucranianos» 🙈

El dictador nazi-fascista de Ucrania, Vladímir Zelenski, firmó este lunes un decreto sobre «los territorios de la Federación de Rusia históricamente habitados por ucranianos».

 

En el documento, el mandatario ucraniano acusó a Moscú de tratar de «destruir la identidad nacional, oprimir a los ucranianos y violar sus derechos y libertades» en «tierras históricamente habitadas» por ellos, que abarcarían el actual territorio de la región rusa de Krasnodar y las provincias rusas de Bélgorod, Briansk, Vorónezh, Kursk y Rostov. Cabe recordar que el régimen de Kiev a menudo apunta a estas provincias en sus ataques con drones y misiles contra objetivos civiles. A finales de diciembre del 2023 más de 20 civiles fallecieron y más de 100 resultaron heridos tras un bombardeo contra Bélgorod, incluidos varios niños.

En su decreto, Zelenski ordenó que el Gabinete de ministros desarrolle, con la participación de expertos internacionales, un plan «para preservar la identidad nacional de los ucranianos», incuyendo a aquellos que residen en las regiones mencionadas.

Además, el documento exige examinar el tema de «crímenes» presuntamente cometidos contra ucranianos que viven o vivieron en los territorios en cuestión a causa de «la política de rusificación forzada, la represión política y las deportaciones de ucranianos». Al mismo tiempo, el decreto solicita intensificar el trabajo «para contrarrestar la desinformación y la propaganda de la Federación de Rusia sobre la historia y el presente de los ucranianos en Rusia», así como preparar y divulgar «materiales sobre la historia de más de mil años de la formación del Estado ucraniano, las conexiones históricas de las tierras habitadas por personas de etnia ucraniana, con formaciones estatales ucranianas en diversos períodos históricos».

Comentando el decreto, Zelenski dijo que se trata de «la recuperación de la verdad sobre el pasado histórico para el futuro ucraniano».

«Una acción de propaganda, provocada por el fracaso en el frente»

Por su parte, el exmandatario ruso y actual vicepresidente del Consejo de Seguridad del país, Dmitri Medvédev, sostuvo que el documento representa una acción de «propaganda, provocada por el fracaso en el frente». Medvédev le aconsejó a Zelenski «dejar» de hacer este tipo de acciones y agregó con ironía que el mandatario ucraniano «pronto anexará Canadá».

Una manifestación en defensa de la lengua ucraniana en Kiev, 16 de julio de 2020. | Pavlo Gonchar/SOPA Images/LightRocket

El dictador ucraniano también «destacó la necesidad» de que Rusia «cumpla con sus obligaciones internacionales de garantizar a los ucranianos que viven en sus territorios […] los derechos a la educación en lengua ucraniana y su libre uso, los derechos civiles, sociales, culturales y religiosos, el acceso a los medios de comunicación en lengua ucraniana y el derecho de reunión pacífica».

En este sentido, cabe recordar que desde la Cancillería rusa confirmaron en octubre del 2022 que no se prohibirían otros idiomas, incluido el ucraniano, en las repúblicas populares de Donetsk y Lugansk, así como en las regiones de Zaporozhie y Jersón, que se habían unido a Rusia ese mismo año, luego que la mayoría de su población votara por este paso en un referéndum.

Al mismo tiempo, cabe recordar que, tras la declaración de independencia de Ucrania, sus autoridades comenzaron a promover la reducción del uso de la lengua rusa en el país y, después del golpe de Estado del 2014, endurecieron la supresión de los derechos de la población rusoparlante. Así, el régimen de Kiev ya ha aprobado numerosas leyes discriminatorias sobre la lengua y la educación, forzando que el idioma ruso salga de todos los ámbitos de la vida, como el sector servicios, publicidad, anuncios y carteles, Internet y espacio mediático.

Por ejemplo, en noviembre pasado, el encargado de la protección de la lengua ucraniana, Tarás Kremen, declaró que en el país no debe de haber ciudadanos rusoparlantes. A su vez, el presidente de la Rada Suprema (el Parlamento ucraniano), Ruslán Stefanchuk, afirmó previamente que en Ucrania «no hay y no puede haber» minorías nacionales rusas, y que «sus derechos deben ser violados».

Mientras, la Iglesia ortodoxa ucraniana canónica (UPTs), dependiente del Patriarcado de Moscú, ha sido objeto de persecución por parte de las autoridades ucranianas durante los últimos años. Desde el inicio del conflicto con Rusia, expulsiones de clérigos y registros, así como agresiones, se han reportado en diversas regiones de Ucrania e incluso han llegado a la sede principal de la UPTs en la capital. Mientras tanto, Zelenski promociona la cismática Iglesia ortodoxa de Ucrania (PTsU), que recibió la autocefalia en enero del 2019 de manos del patriarca Bartolomé de Constantinopla, durante el mandato del presidente Piotr Poroshenko.

Proyecto de ley de ciudadanía múltiple para todos, excepto los rusos

Este mismo lunes, el presidente ucraniano informó de que presentó ante la Rada Suprema un proyecto de ley que introduce la ciudadanía múltiple. Según el propio Zelenski, esta legislación permitirá que «todos los ucranianos étnicos y sus descendientes de diferentes países del mundo tengan nuestra ciudadanía», excepto los ciudadanos de Rusia.

Cabe recordar que Ucrania como país no existía antes de la creación de la URSS. El pasado mes de mayo, el presidente ruso, Vladímir Putin, recordó que históricamente las «tierras ucranianas» incluían un territorio mucho más pequeño que las fronteras anteriores al 2014, que fueron en gran parte «creadas» por dirigentes soviéticos en el siglo XX.

«Estas tierras eran simplemente parte de la Mancomunidad de Polonia-Lituania, y luego pidieron formar parte del Gran Principado de Moscú. […] Y entonces, tras la Revolución de Octubre [1917], empezaron a formarse formaciones cuasi-estatales. Las autoridades soviéticas crearon la Ucrania soviética. Antes de ese momento de la historia de la humanidad no existía Ucrania», explicó.

Conferencia Nueva Operación Verdad debatió temas medulares de la comunicación en su última jornada

Con la realización de paneles de debate sobre Las agencias de noticias en la era hipermedial, del despacho cablegráfico a la noticia multimedia; y El Nuevo Orden Mundial de la Información, desafío pendiente en el siglo XXI, prosiguió hoy en La Habana la segunda y última jornada de la Conferencia Internacional Nueva Operación Verdad.

 

Estrella Roja 22.01.2024

Este 21 de enero se cumplen 100 años del paso de VI Lenin a la historia de la Humanidad. Nos dejó una guía imprescindible para la revolución.

 

El gobierno de Pedro Sánchez corrige con Aminetu Haidar. Mujer valiente

El sionismo está abriendo el camino hacia el inicio de la III Guerra Mundial al imperialismo anglosajón. Alerta a la clase obrera y a los pueblos del mundo, estas son las exigencias de la lucha de clases hoy.

El 28 de enero aniversario del natalicio de José Martí

ESTRENO. Nueva Operación Verdad, un documental de Prensa Latina Televisión

El 1 de enero de 1959 triunfa la Revolución cubana y comienzan los juicios contra torturadores y asesinos de la derrocada dictadura batistiana. La justicia revolucionaria devino centro de una campaña mediática hostil y difamatoria orquestada por Estados Unidos y sus aliados de la información. En respuesta, Cuba invitó a cientos de periodistas extranjeros para que constataran por sí mismos la realidad en lo que se llamó la «Operación Verdad».

 

La UE acuerda establecer una misión naval en el mar Rojo

El portaviones italiano Giuseppe Garibaldi en el mar Mediterráneo participa en el ejercicio Mare Aperto 2019. | NurPhoto / Colaborador / Gettyimages.ru

Los países de la Unión Europea han alcanzado un acuerdo provisional para establecer una misión naval en el mar Rojo, ante los ataques de los hutíes contra barcos vinculados con Israel, según anunció este lunes el «alto representante para las Relaciones Exteriores de la Unión Europea», Josep Borrell.

 

«Acordamos en principio establecer una operación de seguridad marítima de la UE, y debatimos las diversas opciones de esta misión que propuse a los Estados miembros», indicó Borrell tras una reunión con los ministros de Exteriores del bloque en Bruselas. «Ahora tenemos que avanzar hacia la unanimidad para ver cuándo podemos establecer esta misión», agregó.

Destacó que todavía está pendiente definir el texto legislativo y el carácter operativo de la misión, sin embargo, señaló que no consistirá simplemente en «una escolta pasiva que navegará al lado de un mercante».

Borrell también afirmó que, aunque cree que habrá países miembros del bloque comunitario que no participen en la misión, ninguno de ellos se mostró contrario a la iniciativa. «No ha habido oposición, no ha habido nadie que haya dicho me voy a oponer», subrayó.

De acuerdo con un documento del Servicio Europeo de Acción Exterior (SEAE), la medida podría tener dos modalidades: una acción más limitada en el mar Rojo y otra más amplia, que no solo actuaría en ese mar, sino también en el estrecho de Bab el Mandeb, el mar Arábigo, el estrecho de Ormuz y el Golfo.

Se espera que la misión recurra a fuerzas de otra operación conjunta europea, denominada ‘Agenor’ –que opera en todo el golfo Pérsico, el estrecho de Ormuz y parte del mar Arábigo–, formada por Bélgica, Dinamarca, Francia, Grecia, Italia, Noruega, los Países Bajos, con el apoyo político de Alemania y Portugal. Según Welt, París y Berlín apoyan esta idea y, además, señala que la ventaja es que se puede utilizar la infraestructura existente.

Francia en una semana de expectativas por ley de inmigración

Multitudinarias marchas en Francia marcaron la antesala de una semana de expectativas, en espera de la decisión el jueves del Consejo Constitucional sobre el apego o no a la carta magna de la nueva ley de inmigración, considerada por un sector de la población contraria a los valores republicanos.

 

Occidente frente al juicio final: la demanda de Sudáfrica contra Israel por genocidio

Alberto Cruz (CEPRID)

 

El inicio

La denuncia de Sudáfrica ante la Corte Internacional de Justicia contra Israel por genocidio en Gaza se va a convertir en determinante para saber cuál es el rango moral y su grado de putrefacción de todo el entramado internacional hegemonizado por Occidente. Ese de su orden y sus reglas, de sus valores y de su moralidad (ironía y sarcasmo).

Son 84 páginas de pormenorizada denuncia que se resumen en:

Matar a palestinos en Gaza, incluida una gran proporción de mujeres y niños (aproximadamente el 70%) de las más de 21.110 muertes y algunos parecen haber sido sometidos a ejecución sumaria.

Causar graves daños físicos y mentales a los palestinos en Gaza, incluidas mutilaciones, traumas psicológicos y tratos inhumanos y degradantes.

Provocar la evacuación forzada y el desplazamiento de alrededor del 85% de los palestinos en Gaza, incluidos niños, ancianos, enfermos y heridos. Israel también está provocando la destrucción masiva de hogares, aldeas, ciudades, campos de refugiados y zonas enteras palestinas, lo que impide el regreso de una proporción importante del pueblo palestino a sus hogares.

Causar hambre, inanición y deshidratación generalizadas a los palestinos asediados en Gaza al impedir una asistencia humanitaria suficiente, cortar suficientes alimentos, agua, combustible y electricidad, y destruir panaderías, molinos, tierras agrícolas y otros medios de producción y sustento.

No proporcionar o restringir el suministro de ropa, alojamiento, higiene y saneamiento adecuados a los palestinos en Gaza, incluidos 1’9 millones de desplazados internos. Esto los ha obligado a vivir en situaciones peligrosas de miseria, junto con ataques y destrucción rutinarios de lugares de refugio y asesinatos y heridas a las personas que los albergan, incluidos mujeres, niños, ancianos y discapacitados.

No proporcionar o garantizar la prestación de atención médica a los palestinos en Gaza, incluidas aquellas necesidades médicas creadas por otros actos genocidas que están causando graves daños corporales. Esto se está produciendo mediante ataques directos a hospitales, ambulancias y otras instalaciones sanitarias palestinas, el asesinato de médicos y enfermeras palestinos (incluidos los médicos más cualificados de Gaza) y la destrucción e inutilización del sistema médico de Gaza.  Destruir la vida palestina en Gaza, destruyendo su infraestructura, escuelas, universidades, tribunales, edificios públicos, registros públicos, bibliotecas, tiendas, iglesias, mezquitas, carreteras, servicios públicos y otras instalaciones necesarias para sostener la vida de los palestinos como grupo. Israel está matando a familias enteras, borrando historias orales enteras y matando a miembros prominentes y distinguidos de la sociedad.

Imponer medidas destinadas a impedir los nacimientos de palestinos en Gaza, incluso mediante la violencia reproductiva infligida a mujeres, recién nacidos, bebés y niños palestinos.

La CIJ es el máximo organismo legal de la ONU para abordar disputas entre estados y por violar las obligaciones de los tratados de la ONU. Que este caso lo haya presentado Sudáfrica se debe a que Palestina no es Estado (por obra y gracia no solo de Israel, sino de Occidente). Uno de esos tratados de la ONU es la Convención sobre el Genocidio, que es definido por el derecho internacional como “actos cometidos con la intención de destruir, total o parcialmente, a un grupo nacional, étnico, racial o religioso”. Desde luego está fuera de toda duda que esto es lo que está pasando en Gaza.

Pero no solo ahora, sino desde hace mucho tiempo, más de 75 años y, de ellos los últimos 17 años con el bloqueo impuesto a Gaza. Ya entonces, cuando comenzó ese bloqueo que «puso a dieta» a los palestinos de Gaza, la ONU advirtió que se estaban «creando condiciones que no permiten la supervivencia de la población”. Eso fue entonces. Ahora el jefe de asuntos humanitarios de la ONU,Martin Griffiths, ha tenido que reconocer (3 de enero) que la situación en Gaza es que la franja es «inhabitable» porque «la gente se enfrenta a los niveles más altos de inseguridad alimentaria jamás registrados; la hambruna está a la vuelta de la esquina”. No solo él. El relator especial para la ONU sobre el derecho a una vivienda adecuada, Balakrishnan Rajagopal, ha dicho (9 de enero) que «la  Corte Internacional de Justicia debería considerar la magnitud de los daños y las viviendas destruidas en Gaza como parte del caso de genocidio contra Israel». Además, una de las disposiciones de la Convención sobre el Genocidio es la prohibición absoluta de la incitación al genocidio. Los políticos y comandantes militares más importantes de Israel (a quien debería considerarse ya como el IV Reich) indiscutiblemente han violado esa sección de la convención.

Sin ilusiones

No hay que hacerse ilusiones. La audiencia de esos dos días, 11 y 12 de enero, la CIJ solo decidirá si tiene jurisdicción o no sobre la denuncia por genocidio. Y eso tardará varias semanas o meses en comunicarse. En el mejor de los casos, se adoptarían una serie de medidas provisionales, que desoirán tanto Israel como sus apoyos occidentales (EEUU, Gran Bretaña y Francia ya han dicho que no aceptarán un fallo condenatorio) porque la CIJ no tiene forma de hacer cumplir sus sentencias. Hay muchos precedentes de esto, y en el caso de Israely sus apoyos occidentales está la que dictó en julio de 2004 declarando ilegal el muro que construía Israel en Cisjordania. El muro no solo no se derribó, sino que se amplió. Curiosamente, o no tan curiosamente, quien estaba al frente de la Corte Suprema israelí entonces, que incumplió la sentencia de la CIJ, ha representado a Israel ante la CIJ en esta denuncia sudafricana.

Y, además, hay que hacer notar que la CIJ no tomará ninguna decisión final sobre el genocidio hasta una audiencia a fondo del caso, y eso va a llevar años. La media para una resolución de la CIJ es de siete años, aunque ha habido casos en que han tardado 15 años. Sin embargo, van a ser los días del juicio final para Occidente. La poca credibilidad que le queda estará vinculada a lo que aquí se diga, dada la inacción palpable de la Corte Penal Internacional (hay que recordar que la acusación contra Putin como «criminal de guerra» se hizo de oficio, y en solo seis meses), aunque países como Bangladés, Bolivia, Comoras, Sudáfrica y Yibuti han pedido formalmente a esta institución que lo investigue. Israel tiene el apoyo de Occidente porque estos neocolonialistas tienen casi tanto que temer de un veredicto contra Israel como el propio Israel. Han respaldado firmemente el genocidio, los asesinatos, y países como EEUU y Gran Bretaña han enviado armas al régimen sionista, lo que los convierte en cómplices de derecho, no solo de hecho.

Dada la complejidad política que supondría, para Occidente, una condena o siquiera una consideración de la demanda por genocidio, la presión diplomática y política sobre la CIJ es evidente, sobre todo si se tiene en cuenta de dónde son los jueces: Alemania, Australia, Brasil, China, Eslovaquia, Estados Unidos, Francia, India, Jamaica, Japón, Líbano, Marruecos, Somalia, Rusia y Uganda. Aparentemente hay mayoría no occidental, pero ahí es donde está la presión, pese a que su composición es producto de una votación de la Asamblea General de la ONU ratificada por el Consejo de Seguridad. Desde luego, ningún juez occidental votará en contra del IV Reich sionista.

El objetivo estratégico

El objetivo estratégico es que no se acepte la demanda. Eso sería un triunfo evidente para el IV Reich sionista y para Occidente. Pero lo más perentorio es que no se ordene ninguna medida provisional si se hace, como el cese de los ataques. Este es el quid de la cuestión y el por qué ahora Israel dice que retira algunas tropas y que continuará con su agresión de otra manera.

Lo que ha hecho Sudáfrica (cuya denuncia ha sido respaldada por Bolivia, Jordania, Malasia, Maldivas, Nicaragua, Turquía, Venezuela y la Organización de Cooperación Islámica, junto a más de 800 organizaciones de todo el mundo, entre ellas la Coalición Internacional para exigir el fin del genocidio en Palestina) es poner a Occidente en un brete y, sobre todo, tratar de impedir que se aniquile al pueblo palestino de Gaza antes de que sea demasiado tarde. Y eso va a salpicar a Occidente, quiera o no. Porque si hubiese, si hubiese, alguna decisión en el sentido que dicta el sentido común (algo que no hay en Occidente) no será solo el IV Reich sionista quien esté en dificultades legales, que le da lo mismo, sino el muy «democrático» Occidente porque tendría que dejar de armar a Israel y hacer algo a lo que no está acostumbrado: no cumplir algo como esto supondría que ya no hay ninguna cortina para considerar a Occidente como «democrático» porque sería, formalmente, «cómplice de genocidio».

Israel es demasiado importante para Occidente. Y la imagen «democrática» es demasiado importante para Occidente. Ni uno ni otra tienen que ser cuestionadas.

Pero hay peros. Alemania, Canadá, Dinamarca, Francia, Gran Bretaña y los Países Bajos presentaron en 2020 una demanda contra Mynamnar por genocidio contra los rohinyá diciendo que «están sometidos a una dieta de subsistencia, a una expulsión sistemática de sus hogares y a la prestación de servicios médicos esenciales por debajo del mínimo requerido”. Y la CIJ la aceptó. ¡Una pizca de lo que está pasando en Gaza! Pero aquí los vasallos occidentales callan cuando es con el apoyo del amo cuando se comete el crimen.

Occidente lleva mucho tiempo violando el derecho internacional (Irak, Yugoslavia, otra vez Irak, Afganistán, Libia, Siria, Cisjordania, Gaza…), y lo ha hecho con impunidad absoluta porque controla todos los instrumentos, pero ahora está en la fase final, viendo cómo desaparece su hegemonía. Por eso estos dos días son los del juicio final. Lo que aquí ocurra será determinante para saber el grado de putrefacción que hay en Occidente, si lo que se ve ya o más.

Las sesiones

Al ser un tribunal de la ONU, esta organización no ha tenido más remedio que retransmitir las dos sesiones, la del día 11 con los argumentos de Sudáfrica y la del día 12 con los de Israel. Y han sido dos días clarificadores porque se ha dejado abierta una vía de escape para Occidente, la única vía de escape para salvar la cara y no condenar al régimen sionista.

Lo primero, fue oír cómo los jueces que representaban a Sudáfrica y a Israel prestaban juramento de imparcialidad. Ya comenzaba la cosa a chirriar cuando se oyó con estupefacción cómo el representante sionista lo hacía sin despeinarse. Como he dicho más arriba, es quien fue presidente de la Corte Suprema de Israel y que, en calidad de tal, se negó a cumplir la sentencia de la CIJ de 2004 sobre la ilegalidad del muro. Imparcial a toda vista, desde luego. Pero hay más: en su calidad de juez ha aceptado todas las formas de represión de los palestinos por parte del ejército sionista como «legales para la seguridad nacional» y, en particular, se ha negado repetidamente a pronunciarse en contra del programa israelí de demoliciones de viviendas palestinas como castigo colectivo. Y este tipo tan imparcial es, además, visto en el IV Reich como un «progre».

Lo segundo fue ver al tribunal, a esos 15 individuos e individuas y, especialmente, a los occidentales. Reconozco que antes hice los deberes, como con el alemán. Alemania es el país, después del IV Reich y de EEUU, más rabiosamente antipalestino del mundo. Y también está gobernado por supuestos «progres». Pero este tipo tiene fama de riguroso, así que será interesante saber cuál es su voto, si prima lo jurídico o lo político. Sin embargo, las presiones son de tal calibre que no se saldrá del guión occidental.

Y empezó la cosa, con Sudáfrica haciendo una dmuy dura acusación a Israel y sin entrar al trapo de los «progres» de condenar previamente a la resistencia palestina, a Hamás en concreto. Once líneas mecanografiadas son más o menos un minuto hablado, y Sudáfrica en ese minuto dijo la verdad: «los palestinos han sufrido 75 años de apartheid, 56 de ocupación y 13 de bloqueo». Son algunos más de bloqueo, pero no estaba nada mal porque la historia no comienza el 7 de octubre con el ataque de la resistencia palestina, sino mucho antes. Ese ataque es el efecto, la causa hay que buscarla hace 75 años. Y comenzó el relato de lo recogido en el documento de la denuncia de esas 84 páginas mencionadas.

La única vía de escape

Pero lo interesante no está aquí, más que conocido, sino en cómo Sudáfrica abordó lo importante, porque es en lo que se basa todo Occidente para presionar a la CIJ para que no acepte la demanda: la jurisdicción de la CIJ y el papel de Sudáfrica para presentar el caso porque es aquí donde está el quid de la cuestión para que Occidente, y el régimen sionista, ganen. Esta es la vía de escape que tiene Occidente, todo legal. Este es el punto jurisdiccional que va a determinar todo. Israel recurrió a lo de siempre: el holocausto. Y a decir que lo de Gaza no es otra cosa que «la brutalidad de la guerra», que la denuncia sudafricana no busca otra cosa que la deslegitimación de Israel y que si hay que acusar a alguien de genocidio es a Hamás. Y, por supuesto, el derecho a la autodefensa.

Y entró a fondo en la vía de escape: que Sudáfrica no tiene potestad para denunciar al IV Reich porque no hay ninguna disputa entre los dos países. Aquí el tribunal sí prestó una atención que no vi en otros temas. Esto es lo determinante, el rechazar la demanda por cuestiones procesales y no entrar al trapo. Todo legal, pero la putrefacción occidental se acelerará si se produce.

Visto lo visto, si ya había pocas esperanzas por los antecedentes de las sentencias de la CIJ, que no tiene forma alguna de hacer que se cumplan, no hay que esperar grandes milagros. Pero han sido dos días cruciales para Occidente y sus «valores». Va a costarle mucho tener la cabeza levantada tras todo esto porque Occidente es de forma clara el retrato de Dorian Gray (excelente libro de Oscar Wilde).

P.D.- Al enviar este artículo para su publicación se ha conocido otra demanda contra Israel ante la CIJ. Es de Indonesia y se centra en la ocupación ilegal de tierras palestinas.

Alberto Cruz es periodista, politólogo y escritor. Su nuevo libro es “Las brujas de la noche. El 46 Regimiento “Taman” de aviadoras soviéticas en la II Guerra Mundial”, editado por La Caída con la colaboración del CEPRID y que va por la tercera edición. Los pedidos se pueden hacer a libros.lacaida@gmail.com o bien a ceprid@nodo50.org También se puede encontrar en librerías.

albercruz@eresmas.com

Destilar más vino antes de etiquetarlo

En un reciente cruce con compañeros de otros territorios decíamos que la tarea militante principal que teníamos por delante era “la formación de cuadros comunistas de intervención y de extensión del trabajo de influencia y de organización entre trabajadores y activistas sociales en pro de un Referente Político de Masas”. En esto consiste la dualidad organizativa de la que hablamos desde hace años en Red Roja. Utilizamos la denominación “dualidad organizativa” porque encierra dos trabajos distintos, en ámbitos diferentes: uno en el plano superior de la militancia (superior en términos de conciencia y compromiso), donde se forja y crea la organización partidista; otro, el de los marcos de movilización y aquellos en que, de forma más o menos permanente, se agrupan la clase obrera y otros sectores populares (sindicatos, barrios, etc.). Son planos diferentes –e incluso distantes, aún más tras la percepción generalizada de que el comunismo entraba en crisis– donde los criterios de “calidad” y “crecimiento” en la pertenencia a ellos, a dichos planos, son a menudo hasta opuestos pero en todo momento relacionados dialécticamente.

 

Hay una amplia documentación que hemos elaborado al respecto, pero no vendría mal hacer un resumen-recordatorio dado los debates que nuestra línea lógicamente suscita también dentro de nuestro propio marco organizativo.

El criterio-nexo que más une esas actividades distintas que el militante tiene que abordar se refleja cuando decimos que, hoy por hoy, el examen más importante de calidad del cuadro consiste en medir su capacidad, no de demostrar cuánto sabe de frases comunistas, sino de cómo –en medio de la propia crisis histórica de nuestro movimiento, que rebaja el mismo poder de las frases entre las masas– es capaz de llevar a la práctica la tesis más enigmática y menos panfletaria del marxismo: el comunismo es el movimiento de superación del estado real de las cosas. Y ciertamente, para comprender y aplicar esto en toda su esencia conviene una profunda formación de cuadro que no solo entienda de comunismo, sino de su crisis, de su negación, asumiéndola, interpretándola, a fin de reafirmar a aquel, al comunismo, en la madurez y la solidez que solo pueden garantizar los anticuerpos que ha obtenido en sus enfermedades históricas.

Entre nosotros, pues, hemos de insistir en que el objetivo principal, de corte estratégico, que desde una línea revolucionaria nos planteamos en el plano organizativo actualmente es la formación de cuadros revolucionarios de intervención que, aplicando la dualidad organizativa, actúen entre el pueblo para imbuir en sus movilizaciones y en sus luchas la política de lo que hemos dado en llamar “frente de salvación popular” (donde el nombre es lo de menos) como concreción del necesario Referente Político de Masas. Un referente llamado a revolucionar una realidad que necesita objetivamente de la revolución pero que no es una realidad que se reconozca subjetivamente en el socialismo con facilidad.

La forma particular de contribuir a “revolucionar la realidad” por parte de la militancia es resultado de tres crisis que se solapan: la crisis del sistema capitalista, cuya forzada continuidad solo puede traer a nivel global barbarie y guerra; la crisis del reformismo, sobre todo en países más avanzados o intermedios, ya que se dificulta cada vez más la consecución de reformas que, en última instancia, tienen históricamente mucho de accesorio de la expoliación directa o indirecta imperialista; y la propia crisis de desarrollo del movimiento comunista, que afecta a la legitimidad de su autoridad y dirección política entre la clase obrera y otros sectores populares para que le sigan en las transformaciones históricas que se necesitan y no miren a otras alternativas que se les presentan como tablas de salvación.

Empleamos el término “revolucionar” porque toda lucha, en el contexto de las crisis del capital y del reformismo, termina por antagonizar de facto con el poder favoreciendo su mismo cuestionamiento y, en cualquier caso, creando condiciones para la clarificación revolucionaria. Es decir, no hacemos de la creación de la conciencia revolucionaria y, aún menos de la conciencia por el socialismo, una condición previa. Aún más hay que tener en cuenta esto hoy en día ante la proliferación “vidabrianista”de siglas, que lo menos que puede causar es estupor, cuando no sonrojo, entre la “gente normal” que sale a la calle para mejorar sus condiciones materiales de vida.

Justamente, esa crisis histórica del movimiento comunista y la proliferación de iniciativas de reconstrucción del partido –muchas limitadas por su proceder esquemático y dogmático– son las que plantean una contradicción dentro de nuestro movimiento: ese objetivo estratégico arriba expresado solo puede surgir de entre los comunistas, pero el primer obstáculo que se encuentra para su materialización se da precisamente entre una parte importante de quienes se reclaman del comunismo, al emplazarnos a crear primero el Partido (así, en mayúsculas) y sus órganos de dirección. Y esto sucede a lo largo y ancho de toda una “oferta” de siglas o de partidos (así, en minúsculas) que se consideran el preludio de Aquel y que por ello adelantan forzada y embrionariamente su formato desde la célula hasta el comité central con sus comisiones.

Así que es en el ámbito de quienes nos reconocemos del comunismo donde se presenta la primera lucha ideológica. Una lucha ideológica con mucho carácter teórico (de comprensión del marxismo) y donde la actividad política real que se lleva a cabo, dentro los marcos de movilización y trabajando por el Referente Político de Masas, es el “criterio de comprobación o prueba” de esa primera lucha que se nos plantea para parir la línea que necesitamos.

Digamos ya que la construcción de la línea política que necesitamos tiene una proyección internacional que va más allá del marco estatal en que actuamos. En cualquier caso la tiene, esa proyección, en países del centro imperialista donde existe un sector que se normalmente se denomina “clase media” y que alcanza a parte de la clase obrera en sus aspiraciones de pertenecer a ella. Y que cuando sale para protestar por el desmontaje del Estado del Bienestar, si el reformismo pudiera asegurarle condiciones pasadas, en gran medida podrían salir satisfechos sin reparar en demasía en el carácter imperialista y contrarrevolucionario de ese Estado del Bienestar. No en vano, este se ha parido dentro del sistema capitalista como alternativa al socialismo. Otra cosa es, como decimos, las dificultades objetivas cada vez mayores para asegurar con sustancialidad esa aspiración subjetiva de reformas dentro del capitalismo y sin (terminar por) cuestionar a este.

Aquí, en el Estado español, esa línea revolucionaria de intervención (LRI) ha sido planteada en el marco de RR. Desde el principio se vio claro lo inédito de su propuesta. Una línea que comenzó con la definición del criterio de pertenencia a un mismo marco organizativo, el “tricriterio”: cuestionamiento en origen del Régimen del 78; socialismo frente a Estado de Bienestar; y línea antiimperialista, poniendo por delante la solidaridad con los agredidos por el campo imperialista al que pertenecemos. A partir de ahí, a partir de cómo nos agrupábamos en un mismo marco organizativo, planteamos cuatro confluencias que nuestra militancia ha de promover a fin de desarrollar actividades comunes con compañeros que no son del mismo marco organizativo: la propia entre comunistas, la política contra el régimen del 78, la sindical y la popular. Siendo esta última confluencia la de menos nivel de exigencia, digamos militante, pero que se constituye en el verdadero criterio para juzgar si el cuadro está aplicando correctamente la LRI. Fue en el contexto del flujo de movilizaciones contra los recortes derivados de la crisis financiera de 2008 donde más versamos acerca de esta confluencia y del Referente Político de Masas que le es propio.

Pues bien, esta línea tuvo que afirmarse durante un primer gran periodo frente a otros proyectos militantes nominalmente comunistas. Pero era cuestión de tiempo que esa lucha se diera también en el marco interior de RR. Era lógico, dado el carácter inédito de una línea, la nuestra, que contradice la “lógica ortodoxa” que prioriza la creación partidista y sus órganos de dirección como paso previo a desarrollar unos frentes de masas llamados a admitir la dirección de ese partido.

Lo importante es sembrar esa línea revolucionaria de intervención nuestra (que ya hay que admitir que choca contra el resto de proyectos de construcción partidista) en el máximo de lugares y con el máximo de seguridad allí donde se ha plantado. Al ser una línea política inédita (producto de las tres mencionadas crisis que se solapan sin parangón) hay que desmarcarse de toda iniciativa militante de reagrupamiento comunista sin que comprobemos que se tenga clara esa línea inédita (expresada en la dualidad organizativa). De lo contrario, la “brianización” de nuestro propio marco está servida.

Por eso, la construcción de núcleos relacionados entre ellos en un marco estatal se demuestra como el más adecuado. La propia práctica ha demostrado que al marco de RR han llegado militantes experimentados, y con mucho currículo, pero que no han asimilado esa línea (ni han profundizado en la propia crisis histórica de nuestro movimiento). Y se constituyen en los candidatos “naturales” para formar los órganos de dirección para seguidamente priorizar la confluencia entre siglas a fin de llegar lo más rápido posible a la fusión (en el deseo loable de reducir el abanico de las mismas) que acelere la tarea principal que se dan: la creación del Partido. Se entiende, entonces, que la línea inédita de RR estaba llamada a depurarse tanto fuera como dentro si es que quería seguir siendo… editada.

En definitiva, la vida nos ha (de)mostrado que nuestra línea necesita probar a sus portadores en la práctica porque está en lucha contra la interpretación esquemático-dogmática del comunismo (y de la construcción del partido) y frente a quienes no han sabido asumir e interpretar el sentido histórico de la crisis del movimiento comunista. Y ese “examen” es previo a la construcción forzada del partido y de sus órganos de dirección, que efectivamente todo comunista tiene en su horizonte. Máxime hay que tener claro esto cuando no es precisamente la “larga edición” de la vida militante que se lleve (con ser un importante tesoro) lo que mejor predisponga para entender la línea inédita que nos caracteriza.

Por lo demás, la práctica también ha demostrado que un comunista no deja de ser partido porque formalmente no esté organizado en un partido concreto. Y que, aunque no tenga una dirección ya “oficializada”, no por ello deja de aspirar a desarrollar la autoridad legítima entre la propia militancia, aún más entre la gente con la que se trabaja en los marcos de movilización y en otros ámbitos de organización popular. Hay que sustraerse a la evidencia de que en tiempos de crisis (también propia) no hay más atajo para desarrollar esa autoridad legítima que desmarcarse de declamaciones formalistas que además van con las siglas por delante. Es decir, nos toca hacer mucho vino antes de etiquetarlo. Fuera… y dentro de nuestra bodega.

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