El canciller ruso denuncia que la política de EE.UU. pretende romper la estabilidad estratégica mundial y va en contra de los intereses de todos los países.
“Ya se puede decir con toda seguridad, que EE.UU. se dirige al colapso de todo el sistema del control de armas que garantiza la estabilidad estratégica internacional”, ha declarado este jueves Serguéi Lavrov.
El ministro de Exteriores ruso ha destacado que Estados Unidos ya se ha retirado del Tratado de Misiles Antibalísticos (ABM, por sus siglas en inglés) y del Tratado de Fuerzas Nucleares de Alcance Intermedio (INF, por sus siglas en inglés) y, a juicio de Lavrov, Washington se prepara para salirse del acuerdo START III (Tratado de Reducción de Armas Estratégicas) y al Tratado de Prohibición Completa de los Ensayos Nucleares.
“Eso es categóricamente inaceptable para la mayoría de los países y contradice la posición que promueve la gran mayoría de los miembros de la ONU (Organización de las Naciones Unidas): evitar una carrera armamentística”, ha dicho Lavrov.
El 3 de agosto, un día después de la salida oficial de Estados Unidos del Tratado INF, el secretario de Defensa estadounidense, Mark Esper, puso de manifiesto el interés de Washington en desplegar nuevas armas convencionales de alcance intermedio en Asia Pacífico para contrarrestar el ascenso de China en la región.
El miércoles, el embajador estadounidense en Moscú (capital de Rusia), Jon Hutsman, afirmó que el presidente de EE.UU., Donald Trump, “apoya firmemente un acuerdo de control de armas entre Estados Unidos y Rusia”, pero subrayó que este debe favorecer los intereses de Washington y “responder a los requisitos de la época”.
Hutsman indicó que aún no está claro qué ocurrirá con el tratado entre Rusia y EE.UU. para limitar los misiles de largo alcance, que expira en 2021, e hizo hincapié en que cuando se firmó ese acuerdo no se tuvo en cuenta a China, ahora un actor político global.
De acuerdo con Lavrov, la Administración de Trump ha roto los acuerdos de recortes armametísticos para garantizar que “EE.UU. tenga libertad para actuar y resolver los problemas de su política militar sin estar limitado por ningún compromiso internacional”.
Distintos analistas advierten de que el fin de los tratados llevará a una nueva carrera armamentística, y consideran que el objetivo de Washington es acumular fuerzas militares en el continente europeo.