España califica de “totalmente inaceptables” los aranceles de EE.UU. a productos europeos y avisa a Washington de que podría estallar una “guerra comercial”.
“Consideramos que se trata de unos aranceles totalmente inaceptables y muy injustos con el sector agroalimentario, que no tiene nada que ver con este conflicto y no debería ser su víctima”, ha declarado este sábado la ministra de Economía de España, Nadia Calviño, en una rueda de prensa, tras participar en las reuniones anuales del Fondo Monetario Internacional (FMI) y el Banco Mundial (BM).
La diplomática española de esta manera ha condenado dos recientes aranceles impuestos por Estados Unidos, uno del 25 %, a los productos agrícolas de todos los miembros de la Unión Europea (UE), y el otro del 10 % a la venta de los aviones civiles fabricados por el Reino Unido, Francia, Alemania y España.
Calviño prevé que las tasas impositivas estadounidenses pueden afectar a la mitad de las exportaciones agroalimentarias españolas, en particular al aceite de oliva y los vinos, pero sostiene que “España sigue apostando por la negociación como vía para resolver los conflictos comerciales”.
“Ni nuestro país ni la Unión Europea quieren entrar en una guerra comercial que no beneficia a nadie y perjudica a los consumidores”, ha agregado la titular española.
Calviño también ha informado que tanto ella como sus colegas europeos están en constante contacto con sus contrapartes estadounidenses para expresar su preocupación ante una posible escalada de tensiones comerciales.
La Administración estadounidense ha puesto en vigor los gravámenes contra la UE después de que la Organización Mundial de Comercio (OMC) anunciara a principios de octubre que Washington puede imponer a la UE sanciones comerciales por valor de 7500 millones de dólares anuales, en compensación de los subsidios que algunos gobiernos europeos concedieron a Airbus, competidora directa de la norteamericana Boeing, que causó eventuales daños millonarios a la economía norteamericana.
La tensa situación entre EE.UU. y los países europeos, que se suma a las diferencias comerciales que mantienen Washington con China, podría socavar aún más el crecimiento de la economía mundial.
