Tras dos años de enfrentamientos, China y EE.UU. ponen punto final a su guerra comercial. Ambas potencias han firmado la primera fase de un acuerdo.
El presidente de EE.UU., Donald Trump, ha firmado este miércoles en la Casa Blanca con el vice primer ministro chino, Liu He, la primera fase de un acuerdo comercial con China, que se espera que aumente las exportaciones de los agricultores y fabricantes estadounidenses y que tenga como objetivo reducir las tensiones en una larga disputa entre ambas potencias económicas.
“Es un paso trascendental, que nunca antes se ha dado con China, que lleva a un futuro de comercio justo y recíproco”, ha dicho Trump antes de rubricar su firma en el acuerdo, que entrará en vigor dentro de 30 días, para luego adelantar que viajará próximamente a Pekín (capital china) para continuar las negociaciones de las siguientes fases del acuerdo.
El acuerdo, de 86 páginas, contempla la reducción de los aranceles adicionales por parte de EE.UU. a productos chinos por valor de 120 000 millones de dólares a cambio del compromiso de China a adquirir bienes y servicios estadounidenses por valor de 200 000 millones de dólares.
No obstante, los aranceles sobre productos chinos, por valor de 360 000 millones de dólares, seguirán vigentes, ha explicado Trump, para que EE.UU. pueda tener “una herramienta negociadora” de cara a la segunda y última fase del acuerdo, cuya negociación, ha dicho el mandatario estadounidense, empezará inmediatamente.
Por su parte, el representante chino ha dicho que ambas partes trabajarán más estrechamente para obtener resultados tangibles y lograr una relación de ganancia mutua, a pesar de las diferencias en sus modelos políticos y económicos. El presidente chino, Xi Jinping, en una carta dirigida a Trump, dijo que concluir la primera fase del acuerdo comercial fue “bueno para China, Estados Unidos y para todo el mundo”.
La firma de este acuerdo de fase uno pone fin a una guerra comercial marcada por tarifas “ojo por ojo”, que ha afectado a cientos de miles de millones de dólares en bienes, enraizando los mercados financieros, desarraigando las cadenas de suministro y ralentizando el crecimiento mundial.
