Europa paga el precio de la sumisión de sus dirigentes a Estados Unidos

Publicado:

Noticias populares

Ya hemos explicado en otra entrada que no todos en la socialdemocracia alemana aceptan de buen grado la sumisión a la política de Estados Unidos en la Guerra de Ucrania. Uno de los disidentes más destacados es Oskar Lafontaine, que en 1999 abandonó el gobierno por su oposición a la agresión de su país en las agresiones contra Serbia y Afganistán.

 

La postura de Lafontaine está mucho más extendida de lo que parece, tanto en Alemania como en otros países europeos, como Francia. Sucede que la censura no permite la emergencia de este tipo de criterios políticos, como ya ocurrió durante la pandemia.

Es interesante darlos a conocer en España, donde el seguidismo respecto a Estados Unidos apenas tiene fisuras, ni siquiera entre los que alardean de un patrioterismo de opereta.

Lafontaine siempre se ha opuesto a los esfuerzos por alinear los intereses europeos con los de la OTAN, que no son otros que los de Estados Unidos. “Europa está pagando el precio de la cobardía de sus propios dirigentes”, dice en una entrevista concedida al Deutsche Wirtschafts Nachrichten (*). El motivo de la conversación es su reciente libro, que tiene un título que no deja lugar a dudas: “Amigos, es tiempo de que os vayais”, en referencia a Estados Unidos y a sus bases militares en Alemania.

El cierre de las bases estadounidenses en Alemania, asegura Lafontaine, “no ocurrirá de la noche a la mañana, pero el objetivo debe ser claro: la retirada de todas las instalaciones militares y nucleares estadounidenses de Alemania y el cierre de la base aérea de Ramstein. Hay que trabajar en ello con perseverancia y, al mismo tiempo, construir una arquitectura de seguridad europea, porque la OTAN encabezada por Estados Unidos está obsoleta, como entretanto ha reconocido con razón el presidente francés, Emmanuel Macron. Esto se debe a que la OTAN ya no es una alianza defensiva, sino una herramienta para hacer valer la pretensión estadounidense de seguir siendo la única potencia mundial”.

“¿Estados Unidos abandonará Alemania sin luchar?”, le preguntan, y responde que no, que va a ser muy duro, pero que no hay otra alternativa.

Estados Unidos es el responsable de la voladura de los oleoducto rusos. “La explosión de los dos gasoductos es una declaración de guerra a Alemania y es patético y cobarde que el gobierno federal quiera esconder el incidente bajo la alfombra. Alemania dice que sabe algo pero no puede decirlo por razones de seguridad nacional. Los gorriones llevan mucho tiempo silbando desde los tejados: Estados Unidos llevó a cabo directamente el ataque o, al menos, dio luz verde. Sin el conocimiento y el consentimiento de Washington, la destrucción de los oleoductos, que atentan contra nuestro país, paralizan nuestra economía y van en contra de nuestros intereses geoestratégicos, no habría sido posible”, afirma con claridad.

El dirigente socialdemócrata también se muestra partidario, como los rusos, de la multipolaridad. “Estamos en plena fase de transición de un orden mundial unipolar a uno multipolar”, afirma. En ese nuevo orden, Europa tiene que ocupar su sitio, junto a otros bloques, de manera independiente y sostenida por una alianza entre Alemania y Francia.

Si Europa se deja arrastrar por las guerras de Washington contra Moscú y Pekín como vasallos estadounidenses, los europeos “sólo podemos perder”, añade.

(*) https://deutsche-wirtschafts-nachrichten.de/701200/Oskar-Lafontaine-Europa-zahlt-den-Preis-fuer-die-Feigheit-der-eigenen-Staatenlenker

Fuente: mpr21.info

DEJA UN COMENTARIO (si eres fascista, oportunista, revisionista, liberal, maleducado, trol o extraterrestre, no pierdas tiempo; tu mensaje no se publicará)

Por favor ingrese su comentario!
Por favor ingrese su nombre aquí

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.

Últimas noticias

Voluntarios ayudan a descubrir 15 raros ‘asteroides activos’

El hallazgo de los objetos astronómicos se dio después de que 8.000 voluntarios analizaron 430.000 imágenes provenientes de un instrumento instalado en el telescopio Víctor Manuel Blanco, en Chile.