Nacido en Las Tunas el 9 de enero de 1938, el doctor en Ciencias Físico-Matemáticas Hugo Pérez Rojas mereció el prestigioso premio internacional Spirit of Salam 2023 a comienzos del presente año.
Se trata de un galardón que anualmente es otorgado en honor a Mohammad Abdus Salam (1926-1996), físico teórico pakistaní que recibió el Premio Nobel de Física en 1979.
La entrega del galardón es asumida por el Centro Internacional de Física Teórica, que lleva el nombre de Abdus Salam, y es auspiciado por la Organización de Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco), el Organismo Internacional de Energía Atómica (OIEA) y el Gobierno italiano.
El profesor Pérez Rojas presidió el comité preparatorio para la creación de la Sociedad Cubana de Física, y participó de manera activa en los preparativos de los experimentos científicos realizados durante el primer vuelo espacial conjunto soviético-cubano, en septiembre de 1980.
Académico de Mérito de la Academia de Ciencias de Cuba e Investigador Titular del Instituto de Cibernética, Matemática y Física (Icimaf), adscrito a la Agencia de Energía Nuclear y Tecnologías de Avanzada (Aenta), el doctor Hugo Pérez intercambió con Granma sobre etapas de su vida profesional, la importancia de la Física en el mundo de hoy y el papel que ha desempeñado, dentro de su quehacer científico, la denominada Física Teórica.
–¿Cómo llega la Física a la vida del doctor Hugo Pérez Rojas?
–Tendría diez u 11 años cuando quise escribir una historieta sobre la presencia de un hombre en la Luna. Recuerdo que mi hermana mayor me dijo que para lograr lo que quería, era imprescindible estudiar un poco de física y matemática, pues solo así podría explicar conceptos básicos de astronomía. Creo que, a partir de entonces, me fui acercando, poco a poco, al maravilloso mundo de la física.
«Estando en el tercer año del bachillerato, en el Instituto de Segunda Enseñanza de Holguín, encontré un excelente libro del profesor Manuel F. Gran, que marcó mi definitivo abrazo hacia esa disciplina científica.
«A nadie de mi círculo familiar y amigos le extrañó entonces que matriculara la carrera de Doctor en Ciencias Físico-Matemáticas, la cual se cursaba en la llamada entonces Facultad de Ciencias de la Universidad de La Habana (UH).
«Al comenzar la reforma Universitaria, en 1962, los antiguos departamentos de la uh se convirtieron en escuelas y facultades. Así surgió la Facultad de Física, de la cual formé parte del grupo de fundadores, condición que me fue reconocida en ocasión de celebrarse su aniversario 40.
«Tiempo después, el departamento de Electrónica de nuestra Academia de Ciencias se amplió y dio lugar al Instituto de Investigación Técnica Fundamental (Inintef).
«Mi actividad más importante fue trabajar en las investigaciones, que respaldaron mi doctorado en el Instituto de Física de la Academia de Ciencias de la urss, en el periodo 1974-1979. En este último año defendí la tesis de Candidato a Doctor (equivalente a un primer Doctorado), en el Instituto P.N. Lebedev, una de las instituciones dedicadas a la Física más destacadas del mundo.
«Aquellos estudios me sirvieron de base después para la defensa del Doctorado en Ciencias, (Segundo Doctorado), otorgado por la Academia de Ciencias de Checoslovaquia, en 1988».
–¿Cuáles han sido sus principales líneas de trabajo dentro de la Física?
–Siempre estuve vinculado a un área bastante amplia dentro de la física teórica, desde el cosmos lejano hasta el micro mundo cuántico, donde la teoría de la relatividad, tanto espacial como general, y la teoría cuántica desempeñan un papel muy importante.
«Para caracterizar mejor el escenario de trabajo, me es imposible no usar palabras técnicas. Por ejemplo, lo que es la teoría de plasmas relativistas en presencia de campos magnéticos intensos, los cuales generan un conjunto de propiedades de sumo interés científico.
«Creo importante resaltar que, desde el punto de vista de la economía, estamos en la era de la economía del conocimiento. Por ello las ciencias básicas, como la Física y la Matemática, tienen un valor cada vez mayor por sí solas, y por su aporte a la biomedicina y a la tecnología. No hay país desarrollado e independiente sin ciencias básicas fuertes. Esto llevó a Abdus Salam a llamar a la Física la ciencia de la riqueza.
«Los progresos tecnológicos vienen de mano de la Física en gran medida. Por ejemplo, se está produciendo un cambio de suma trascendencia hacia la comunicación y la computación cuánticas».
–¿Cómo valora el estado actual de las ciencias básicas en Cuba?
–Lamentablemente no hay vínculos significativos entre la investigación y la enseñanza. En la década de los 80 del pasado siglo, en mi departamento nos visitaban profesores de los Institutos Pedagógicos de Pinar del Río, Matanzas y Manzanillo, por mencionar algunos ejemplos.
«Aquellos profesores se entusiasmaron y aprendieron mucho con aquellos frecuentes contactos. Uno de ellos, que trabajó conmigo, hizo un trabajo de investigación que publicamos en una prestigiosa revista de Física. El periodo especial cortó aquel vínculo, y cuando las cosas mejoraron, no hubo apoyo por parte de las instituciones para continuar los intercambios.
«Considero que urge actualizar la enseñanza de la Física en todos los niveles. La frontera del conocimiento avanza muy rápido y las computadoras cuánticas están casi en el mercado, y se habla del internet cuántico también.
«Considero que es necesario preparar a nuestros maestros y profesores. Pero no es solo en la Física: considero que también en las Matemáticas. Todo graduado de preuniversitario debería tener nociones de cálculo diferencial e integral».
–¿Qué ha representado para usted trabajar tantos años en el Icimaf?
–El Icimaf es una institución líder en el país en el desarrollo de investigaciones básicas y aplicadas en las áreas de Computación, Matemática y Física. Posee uno de los mejores índices de publicaciones de impacto por investigador a nivel nacional, además de una larga tradición en el campo de la educación de posgrado y la organización de eventos científicos.
«Su colectivo goza de merecido reconocimiento por los resultados obtenidos en las investigaciones y servicios científicos y tecnológicos de alto valor agregado.
«Yo creo que el Icimaf tiene una virtud que se hace necesaria en cada instituto de investigación del país. Hay ambiente de trabajo científico y se hace ciencia de calidad en muchas direcciones, tanto en las aplicadas, como en las fundamentales.
«En mi departamento de Física Teórica tenemos en los últimos 20 años un promedio anual de más de diez publicaciones en revistas de alto impacto. Cuando entré allí, hace más de 35 años, se respiraba creatividad e espíritu innovador en cada rincón del centro. Afortunadamente eso no se ha perdido».
