Una parte de Asia rechaza la presencia de la OTAN por temor al dominio colonial

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El presidente ruso Vladímir Putin se preguntó este 14 de diciembre qué hace la OTAN metiendo las narices en Asia para apoyar los esfuerzos de EEUU para "contener" a China. Sputnik contactó a un especialista en relaciones internacionales para conocer su opinión sobre las razones por las que el bloque podría no ser del todo bienvenido en la región.

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Putin cuestionó específicamente qué justificación pueden tener los miembros de la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN) para unirse a Estados Unidos en su estrategia de ser un “pivote en Asia” para intentar contrarrestar la influencia de Pekín en la zona, dado que la Alianza lleva literalmente la palabra “Atlántico” en su nombre.

 

“Vemos los intentos de Occidente de trasladar las actividades de la OTAN a Asia, lo que claramente va más allá del alcance de los objetivos de la carta de esta organización. Se llama bloque del Atlántico Norte, ¿qué va a hacer en Asia? Pero no, están arrastrando a Asia, provocando, escalando la situación, creando nuevos bloques político-militares de composición variable”, dijo el líder ruso en su gran rueda de prensa.

Sus comentarios se producen tras meses de discusiones entre la Administración Biden, funcionarios de la OTAN y los principales aliados de Washington en Asia-Pacífico como Japón, Corea del Sur y Australia en relación con la creciente presencia de la alianza occidental en la región.

Sin embargo, “solo porque Japón, Corea del Sur y Australia estén sugiriendo que no les importaría tener una presencia de la OTAN, no significa que el resto de los Estados de la región quieran que la OTAN esté allí”, afirma Shaun Narine, profesor de relaciones internacionales y ciencias políticas en la Universidad St. Thomas de New Brunswick (Canadá).

“Si nos fijamos en cómo ha respondido en general el Sudeste asiático a la cuestión del creciente antagonismo entre Estados Unidos y Occidente y China, los países del Sudeste asiático no quieren elegir entre Estados Unidos y China. Quieren una región pacífica. Quieren una región en la que las oportunidades de negocio y las oportunidades económicas sean lo que impulse la interacción regional”, asegura el experto.

“Así que, aunque se han mostrado más circunspectos con la aparición de bloques como AUKUS [el pacto de seguridad de Australia, Reino Unido y Estados Unidos] y toda la idea del QUAD [Diálogo Cuadrilateral de Seguridad con Australia, India y Japón], no he visto ningún indicio de que los países del Sudeste Asiático estén abiertos a la idea de que la OTAN esté presente”, explica Narine.

Por otra parte, dice el especialista, la OTAN congrega a los líderes occidentales de naciones “han sido alguna vez una potencia colonial en Asia”.

“Y si nos fijamos en la historia del colonialismo, sobre todo en el Sudeste asiático, pero también, por supuesto, en China, tenemos el hecho histórico de que todos estos países tienen la experiencia de haber sido dominados y colonizados por potencias europeas”, observa el doctor Narine.

Y es que el legado del colonialismo europeo ha sido una “fuerza importante” en la definición del sentido de la historia y el nacionalismo de la región, en opinión del profesor. En consecuencia, muchas naciones de la región son “muy reacias a que los países occidentales vuelvan” de forma militar, agrega.

A esto se suma el historial de la OTAN en relación con los países del Sur Global, que según el académico no ha sido precisamente estelar.

“Fuera de Europa, las actividades de la OTAN han ocurrido en lugares como Afganistán y África, y en particular su participación en la intervención en Libia en 2011. Y si nos fijamos en lo que hizo la OTAN en Libia, no hay nadie en África que se refiera a la OTAN como una alianza principalmente defensiva. La OTAN es vista en África como un ejemplo de agresión occidental, de desestabilización occidental en África”, señala el académico de la Universidad St. Thomas de New Brunswick.

En ese sentido, el experto asegura que los países del Sur Global han estado “en el extremo receptor” de la violencia de las potencias occidentales “durante siglos”. En consecuencia, “son mucho más cuidadosos a la hora de abordar la cuestión de las alianzas militares occidentales que se expanden en su región”.

Washington ya ha intentado recientemente establecer varias alianzas regionales en Asia, como el QUAD, así como el AUKUS, que promete a Australia acceso a tecnología de submarinos nucleares a cambio de acceso a bases militares.

En cuanto a la OTAN, dice, sus responsables han realizado una serie de comentarios cada vez más hostiles hacia Pekín a lo largo del año.

En julio, el jefe de la Alianza, Jens Stoltenberg, afirmó que, aunque la República Popular China no era oficialmente un “adversario” de la OTAN, sí desafía “el orden internacional basado en normas” (código para el orden mundial dominado por Estados Unidos), supone una “amenaza” para Taiwán y ha emprendido “una acumulación militar sustancial” (que representa apenas una quinta parte de los 1,26 billones de dólares en gastos de defensa de la OTAN en 2023).

La OTAN también ha acusado a China de utilizar su enorme poder económico y su control de las tecnologías y las cadenas de suministro para crear dependencias estratégicas.

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