Dien Bien Phu: la batalla en bicicleta

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El desastre del selecto contingente expe­dicionario francés atrincherado en Dien Bien Phu, además de constituir una impresionante y heroica victoria vietnamita, significó la humillante pérdida del control que ejercían los franceses en sus colonias de Indochina durante más de un siglo

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Delfín Xiqués Cutiño (Granma).— El desastre del selecto contingente expe­dicionario francés atrincherado en Dien Bien Phu, además de constituir una impresionante y heroica victoria vietnamita, significó la humillante pérdida del control que ejercían los franceses en sus colonias de Indochina durante más de un siglo.

Terminada la Segunda Guerra Mundial y la ocupación japonesa en los territorios de Indochina, Francia inicia un plan para recuperar el dominio que ejercía en sus colonias; pero la independencia de Vietnam, proclamada por Ho Chi Minh, el 2 de septiembre de 1945, les hizo más difícil cumplir con esos objetivos.

En mayo de 1953 arriba al país un nuevo comandante de las fuerzas. Es el séptimo, después de 1945, y se llama Henri Navarre. Del trabajo militar conjunto París-Washington surge el Plan Navarre, que consistió en concentrar, en el norte de Vietnam, 112 batallones –44 de ellos móviles–, con el objetivo de quebrar la resistencia vietnamita.

CRASO ERROR

Navarre, pensando estratégicamente en establecer una base para una gran ofensiva y cortar la comunicación entre Laos y China, toma su primera –y errada– decisión militar: crear una guarnición en Dien Bien Phu, un valle de unos 18 kilómetros de longitud por ocho de ancho, al norte de Vietnam. Es una cubeta rodeada por elevaciones de más de mil metros de altura y de flora selvática rodeada de arrozales y surcada por el río NanYun. Allí encerró al contingente francés.

La guarnición se encuentra entonces situada a unos 500 kilómetros rumbo nordeste de la ciudad de Hanoi. Por vía aérea esa distancia la cubrían los aviones franceses en menos de una hora, para aterrizar en el aeropuerto de Muong Thanh, en el sector central de la base militar, o en la pista de reserva de Hung Cum, en el subsector sur.

Por tierra, los patriotas vietnamitas tenían que sortear esa distancia venciendo numerosos obstáculos naturales, según el punto de partida. Senderos sinuosos entre las montañas selváticas que había que abrir o ensanchar a filo de machete, para poder avanzar teniendo en cuenta el tamaño de los pertrechos militares que se trasladaban, y garantizar, además, su enmascaramiento.

Otro de los errores que tenía el Plan Navarre era que estaba condicionado, o mejor dicho, atado a la vía aérea como única forma de recibir hombres, pertrechos y suministros con un puente aéreo directo con Hanoi y Hai Phong, que aseguraba un tráfico diario promedio de 70 a 80 transportes de aprovisionamiento. Luego, durante el combate, le pasarán factura por este craso error.

El 20 de noviembre de 1953, los franceses comienzan la Operación Castor: el lanzamiento de 4 000 paracaidistas de élite sobre Dien Bien Phu, los que toman la posición sin ninguna resistencia. En los siguientes tres días fueron lanzados 9 000 hombres más.

Durante casi dos meses la situación se mantuvo tranquila. Parecería como si los vietnamitas se hubieran olvidado de ellos. Los ignoraban.

Ese tiempo los franceses lo emplearon en acondicionar las dos pistas de aviación que allí existían, además de construir cuatro subsectores de defensa que debían sostenerse mutuamente, enlazando 49 puntos de apoyo: Ban Keo (Anna Marie), Doc Lap (Gabrielle), Him Lam (Beatrice), en el norte; y Hung Cum (Isabelle), en el sur. El más importante era el central, que se encontraba en medio de la aldea Muong Thanh, cerca del puesto de mando del general Christian de Castries.

NUNCA SUBESTIMES AL CONTRARIO

Mientras, los vietnamitas, que dominaban el arte del camuflaje, se preparaban en silencio para enfrentar al enemigo. Otro de los injustificables errores de los invasores franceses fue subestimarlos. Estaban convencidos de que esos pequeños hombrecitos de ojos rasgados, delgaditos, que aparentemente no podían sostener un fusil, que calzaban sandalias con suelas fabricadas con gomas de automóviles, pudieran darle batalla, y mucho menos, que podían vencerlos. Y así ocurrió.

El pueblo vietnamita en pleno participó junto a los combatientes en una de las tareas más importantes de la guerra: el aprovisionamiento del frente. Lo hicieron de forma sencilla y heroica, integrados en los Comités de Apro­visionamiento del Frente que se organizaron a solicitud del Comité Central del Partido y del Gobierno.

Se establecieron líneas de abas­te­cimiento de centenares de kilómetros, desde Thanh Hoa o Phu Ho hasta el nordeste, por caminos prácticamente intransitables.

Como es conocido, las hormigas son pequeñitos insectos que se mueven en hileras de cientos de miles para cargar y trasladar pedacitos de hojas o restos de alimentos hasta su hormiguero. Algo parecido hicieron los vietnamitas para mover al frente –sin ser detectados– alimentos, pertrechos de guerra y armas para mantener a los miles de soldados que se encontraban allí.

Cientos de bicicletas fueron modificadas y reforzadas para que pudieran cargar más de 150 kilos; convoyes de sampanes, caballos y bueyes también fueron utilizados en esta tarea.

Pero lo más sorprendente ocurrió cuando el general Vo Nguyen Giap, en una audaz maniobra logística, desarmó sus cañones para que las «hormiguitas» porteadoras los trasladaran pieza a pieza a través de la selva, hasta las cavernas que había en las montañas que rodeaban la base, donde los montaron apuntando al enemigo y los enmascararon.

Era una verdadera proeza desplazar la artillería por aquellos senderos, en especial, por un tramo de 15 kilómetros que construyeron en 20 horas. Desde la entrada a la selva de Na Nham, cruzando la cumbre de Pha Song, con 1 150 metros de altura, hasta llegar a las aldeas de Tau y Ngheu.

Aquellos soldados que subestimó el mando francés fueron capaces de mover, en esas condiciones tan adversas, 40 piezas de cañón de 75 milímetros y 2,4 toneladas cada una, y morteros de 120 milímetros.

LA SORPRESA

La noche del 13 de marzo parecía tranquila. La guarnición francesa mantenía su rutina diaria, pero súbitamente comenzó caer una lluvia de proyectiles que estremeció la tierra en el subsector norte Him Lam (Beatrice). Desde las cuevas de las colinas que rodeaban la base militar, 40 cañones de 75 milímetros y morteros de 120 milímetros disparaban sobre el enemigo, que no pudo resistir el masivo y sorpresivo ataque.

En horas de la noche del 14 de marzo, las fuerzas vietnamitas asaltaron el centro del subsector norte Doc Lap (Gabrielle). El enemigo no pudo resistir y, al amanecer del siguiente día, finalizó el combate. Ni los refuerzos que enviaron ni los bombardeos pudieron impedir la victoria vietnamita.

Ban Keo (Anne Marie) era el tercero y último centro de resistencia del subsector norte. Estaba aislado y amenazado, por lo que el día 17 su guarnición se rindió.

El 30 de marzo comenzó la más importante operación. Su objetivo era el subsector central, el más protegido por las sólidas líneas de defensa. Fueron feroces combates, algunas veces cuerpo a cuerpo, hasta el día 4 abril. Los vietnamitas lograron apoderarse de las colinas E-1, D-1, C-1, y una parte importante de la A-1, que protegía el puesto de mando francés.

La tercera fase comenzó el 1ro. de mayo, con sucesivos ataques. Para ese entonces, el enemigo estaba acorralado en un kilómetro cuadrado. El cerco continuaba.

Desde el 22 de abril los vietna­mitas comenzaron a construir un túnel que, conduciría a la colina a-1. Los zapadores cavaron un túnel de casi 47 metros de largo, 0,80 metros de ancho y 0,80 de alto. Allí colocaron una carga explo­siva de mil kilogramos, que hicieron estallar el 6 de mayo, a las ocho de la noche. El cráter que abrió el explosivo fue de un radio de 21 metros y 18 me­tros de profundidad.

En la tarde del día 7, los vietnamitas lanzaron un masivo ataque contra el puesto de mando situado en Muong Thanh. De las trincheras y los bunkers enemigos enarbolaban la bandera blanca. A las 7: 30 de la tarde, el general De Castries se rindió con su Estado Mayor, 16 coroneles y más de 16 000 hombres.

Esa misma noche, toda la guarnición del subsector Sur, integrada por 2 000 hombres, también se rindió.

Sobre el búnker del puesto de mando francés fue izada la bandera vietnamita con la inscripción del presidente Ho Chi Minh: «Decididos a combatir y resueltos a vencer».

Fuentes:
Revista Bohemia, 16 de mayo de 1954.
Guerra del pueblo, ejército del pueblo, Vo Nguyen Giap.
En el vigésimo aniversario de Dien Bien Phu, Marta Rojas, periódico Granma, 7 de mayo de 1974.
De un puntillazo a otro, Juana Carrasco, revista Verde Olivo, 6 de mayo de 1979.

Fuente: granma.cu

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