La colaboración entre los gobiernos de Israel y Estados Unidos en la detección de los túneles de Gaza comenzó en 2016. Hamas los había utilizado dos años antes, durante la guerra del verano de 2014, para infiltrarse en el interior de Israel.
La técnica consistió en utilizar sensores acústicos o sísmicos y aplicaciones informáticas para detectar perforaciones. Es un procedimiento derivado de las técnicas de exploración utilizadas en el sector del petróleo y el gas natural.
La Sección 1279 de la Ley de Autorización de Defensa Nacional, P.L. 114-92, de 2016, estableció un programa de cooperación antitúneles. Recurrió a los fondos de defensa para investigación, desarrollo, pruebas y evaluación (en combinación con fondos israelíes) para “detectar, ubicar y neutralizar” excavaciones y galerías subterráneas.
La autorización requería que el Secretario de Defensa informara al Congreso sobre el reparto real de los costos de investigación y desarrollo entre ambos países.
Estados Unidos nunca utilizó este tipo de recursos para descubrir túneles en la frontera con México, pero el ejército israelí se convirtió en un experto en la detección.
En 2021 Israel completó la construcción de una barrera antitúnel que corre a lo largo de toda la frontera entre Israel y Gaza. Se trata de un muro de hormigón subterráneo de 60 kilómetros de longitud, equipado con sensores.
La tecnología antitúneles israelí ha detectado galerías de Hamas a profundidades de hasta 75 metros, aunque este tipo de afirmaciones son más de tipo comercial que militar, como se ha demostrado en la última guerra.
El 7 de octubre demostró que los 320 millones de dólares no han sido la inversión más inteligente del ejército israelí porque no fueron capaces de detectar el cruce del muro a través de los túneles.
