La Administración Federal de Aviación (FAA, por sus siglas en inglés) de EE.UU. informó el jueves que los aviones de las compañías estadounidenses no podrán sobrevolar el espacio controlado por Irán en el Golfo Pérsico y el mar de Omán “hasta nuevo aviso”.
Esas restricciones se deben al aumento de “las actividades militares y a las crecientes tensiones políticas en la región, que presenta un riesgo para las operaciones de la aviación civil estadounidense y posibilidades de errores de cálculo o de identificación”, indicó la FAA.
Según el regulador aéreo, el riesgo para la aviación civil estadounidense se demostró con el disparo del misil tierra-aire iraní contra un avión no tripulado del país norteamericano, realizado la madrugada del jueves (hora local) por la División Aeroespacial del Cuerpo de Guardianes de la Revolución Islámica (CGRI) de Irán.
De hecho, el dron espía estadounidense, modelo RQ-4 Global Hawk, atravesaba el espacio aéreo iraní en la provincia meridional de Hormozgan cuando fue abatido por el sistema ‘Tres de Jordad’ cerca de la localidad de Kuhmobark.
El comandante en jefe del CGRI, el general de división Hosein Salami, dijo que las fuerzas iraníes derribaron el dron espía de EE.UU. por cruzar las fronteras, que es “la línea roja” de la República Islámica.
El diario estadounidense The New York Times, citando a varios altos cargos de Washington, informa que el presidente de EE.UU., Donald Trump, aprobó el jueves bombardear algunos objetivos en Irán en represalia por el derribo de su dron pero luego decidió dar marcha atrás.
Irán, a su vez, convocó al embajador de Suiza, que representa los intereses de Washington en Teherán, por la violación del territorio iraní por el dron abatido de EE.UU. El país persa enfatiza que no quiere la guerra, pero responderá ante cualquier acto hostil.
Esta operación se produjo tras las reiteradas advertencias de las autoridades militares iraníes, como las realizadas el miércoles por el secretario del Consejo Supremo de Seguridad Nacional de Irán, Ali Shamjani, de que Teherán dará una “respuesta fuerte en un tiempo mínimo” a cualquier violación a la soberanía y la seguridad del país.
Mientras tanto, el Líder de la Revolución Islámica de Irán, el ayatolá Seyed Ali Jamenei, ha descartado la posibilidad de que estalle una guerra, y ha atribuido la atmósfera actual a la “adicción” de los responsables norteamericanos a la retórica antiraní.
