Con masivas marchas organizadas por el movimiento Don’t Pay UK en diferentes ciudades del Reino Unido, entre ellas Londres (la capital), Plymouth, Aberdeen, Birmingham, Brighton y Bradford, los manifestantes denunciaron este fin de semana la subida de los precios quemando sus facturas.
“No puedo pagar, no pagaré, no pago”, gritaban los manifestantes. Según informa el diario local The Guardian, unos 200 000 hogares se han unido a la campaña de Don’t Pay UK que pide a los ciudadanos dejar de pagar sus facturas, mientras que el Gobierno no haya adoptado medidas aptas para proteger a las familias más vulnerables.
Los países europeos se enfrentan a una crisis energética que empezó con la pandemia del nuevo coronavirus, causante de la COVID-19, y se profundizó tras imponer sanciones contra Rusia por la operación militar en Ucrania.
Los precios de la electricidad en Europa se han disparado hasta alcanzar nuevos récords, presagiando un amargo invierno en el que el conflicto ucraniano inflige dolor económico en todo el continente.
Aunque el Reino Unido no depende del petróleo ruso, el incremento de los precios de la energía y una inflación nunca experimentada desde febrero de 1982 azotan a este país europeo.
La Oficina de Mercados de Gas y Electricidad (Ofgem, por sus siglas en inglés) del Reino Unido estimó en agosto que el precio de la energía aumentará un 80 % para los británicos a partir de octubre y las facturas domésticas podrían seguir incrementando de forma “considerable” en 2023.
Ante esta coyuntura, la campaña “NO PAGUES AL REINO UNIDO” anima a la gente a no pagar sus facturas de energía a partir del 1 de octubre de 2022.
