Aprovechando la relación en el ámbito militar entre Rusia e Irán, Teherán ahora está listo para adquirir docenas de aviones rusos Su-35. Si bien algunas evaluaciones occidentales tienden a restar importancia a la adquisición , alegando que no alteraría drásticamente el equilibrio del poder aéreo en el Golfo, el Su-35 daría un impulso sin precedentes al control de Teherán sobre el espacio aéreo iraní.
Más importante aún, el ambicioso trueque de cazas rusos Su-35 a cambio de drones iraníes, y probablemente misiles balísticos, manifiesta un cálculo sombrío para Occidente. Las transacciones militares contemporáneas entre Teherán y Moscú han revelado un nuevo episodio geopolítico. Washington y sus aliados se enfrentan ahora a un eje más fuerte que nunca.
Las capacidades del Su-35
El Su-35 es una adquisión muy lucrativa. Proveniente de la línea de base Flanker, el Su-35 es un caza ruso de superioridad aérea de 4.5ª generación que tiene una mejor relación empuje-peso que su predecesor, el Su-27. La plataforma es súper maniobrable , lo que significa que es capaz de realizar maniobras controladas que de otro modo serían imposibles a través de la aerodinámica normal. Sus motores de empuje vectorial, las toberas de los turboventiladores Saturn AL-41FS, pueden apuntar de forma independiente en diferentes direcciones. Este borde cinemático permite que el Su-35 persiga ángulos de ataque muy altos y lo hace capaz de moverse en una dirección cuando su morro apunta en otra.
El avión disfruta de una gran agilidad y una velocidad máxima de Mach 2,25. Los misiles R-73, que probablemente recibirá Irán, pueden dispararse “fuera de la mira ” a las plataformas enemigas fuera del cono frontal de la aeronave a través de miras montadas en el casco, lo que permite al menos una probabilidad de muerte del 70 por ciento. En general, estamos hablando de un avión realmente amenazante, especialmente cuando se trata de una guerra aérea dentro del alcance visual.
El Su-35 también debe tratarse con cuidado en el combate más allá del alcance visual. El radar Irbis-E de banda X, de barrido electrónico pasivo (PESA) de la aeronave es muy potente. La hoja informativa oficial afirma que el rango de detección del radar Irbis-E es de entre 350 y 400 kilómetros para un objetivo con una sección transversal de radar de 3 m2, que es comparable a un caza estándar de cuarta generación sin características de baja observabilidad. La configuración de radar del Su-35 y la cabina digital brindan al piloto una buena conciencia del aspecto frontal.
El radar Irbis-E admite el modo de “seguimiento durante la exploración” (TWS) para hasta ocho objetivos en combate aéreo de largo alcance . En pocas palabras, el modo TWS ofrece una compensación entre una resolución más baja (debido a la energía de radar limitada dirigida a los objetivos) y la posibilidad de atacar múltiples objetivos a la vez. Lecciones aprendidas de la guerra aérea en curso en Ucrania sugieren que cuando los Su-35 rusos lanzaron misiles R-77-1 más allá del alcance visual (BVR), apoyados por el modo TWS del radar Irbis-E, los pilotos ucranianos no recibieron ninguna advertencia de sus receptores de alerta de radar (RWR) durante un período prolongado.
Si bien confiar en TWS disminuye las posibilidades de matar en comparación con la pista de un solo objetivo, ejerce presión sobre el adversario dentro de un gran teatro aéreo. Como resultado, una combinación del radar Irbis-E y los misiles R-77-1 BVR con guía de radar activo fomentaría la capacidad de patrulla aérea de combate (CAP) de la disuasión aérea de Irán.
El espacio aéreo iraní
Si bien la adquisición del Su-35 de Teherán por sí sola no cambiaría el equilibrio militar de Medio Oriente, definitivamente hará que el espacio aéreo iraní sea un lugar más complicado para operar por parte de otras potencias. Este cambio pertenecería al equilibrio militar Irán-Golfo Árabe, así como a la carta de ataque preventivo de “Israel”.
A excepción de “Israel”, los aliados de Washington en el Medio Oriente no operan aviones tácticos sigilosos de quinta generación. Si bien no significa que las soluciones estadounidenses ( variantes avanzadas F-16 y F-15) y europeas ( Eurofighter Typhoon y Rafale) sean eclipsadas por los Su-35 de Rusia, una cosa está clara; ningún experto puede reclamar una superioridad absoluta a favor de los aviones occidentales 4º y 4,5º contra los Flankers más recientes . Este cálculo militar es un problema en sí mismo. Porque, al igual que las Fuerzas Armadas de los Estados Unidos, los aliados de Washington en la región no se han involucrado en ningún conflicto armado sin disfrutar de una ventaja tecnológica de defensa indiscutible.
Con el ministro de defensa saliente, Benny Gantz, insinuando las perspectivas de una acción militar preventiva contra el programa nuclear de Irán “en dos o tres años”, la adquisición del Su-35 por parte de Irán ha adquirido una importancia adicional. En cuanto a cualquier escenario israelí F-35I versus iraní Su-35, uno tiene que considerar enfoques doctrinales en el combate aéreo moderno y la teoría militar.
La sabiduría convencional sugiere que gracias a su traje de sensores avanzados (incluido su radar AESA), un F-35 Joint Strike Fighter detectaría un Su-35 más lejos de lo que el Su-35 podría detectar el Joint Strike Fighter. Además, los enlaces de datos de estándares de la OTAN y los activos de superioridad de información centrados en la red del F-35 son más avanzados que los del Su-35. Además, la brecha más allá del alcance visual entre los dos aviones no emana simplemente de las capacidades de inteligencia de última generación del F-35 o de su estado de sigilo. El Su-35, como el resto de la línea de base Flanker, es una gran plataforma en el segmento de aviones tácticos. Además, sus motores de alto empuje lo hacen extremadamente detectable.
En general, se puede suponer que el F-35 daría el primer golpe en una pelea antes de que el Su-35 anticipe que el duelo ha comenzado. Sin embargo, dos factores críticos desafían esta evaluación optimista.
Primero, en un hipotético escenario de ataque preventivo, “Israel” tendrá una posibilidad muy limitada, si es que tiene alguna, de enviar misiones de búsqueda y rescate de combate en territorio iraní. Además, dados los imperativos militar-geoestratégicos, los aviones israelíes no tendrán todo el tiempo del mundo para cumplir sus misiones y regresar a casa. La Guardia Revolucionaria Islámica estaría detrás de cada piloto israelí para obtener influencia política. El combate aéreo no es una pelea en jaula donde dos atletas, manteniendo las demás condiciones, luchan en un octágono aislado.
En caso de una acción militar para retrasar el avance nuclear de Irán, los F-35I israelíes tendrán que operar profundamente en el espacio aéreo iraní protegidos por una red de defensas en capas, así como los Su-35 CAP. No es un secreto que la Guardia Revolucionaria ha estado trasel sistema ruso de defensa aérea estratégica S-400 durante mucho tiempo. Dado que Rusia depende desesperadamente de los drones y misiles iraníes, Teherán podría estar muy cerca de asegurar un acuerdo con el S-400 además del avión avanzado. Si bien esta combinación letal no imposibilitaría la opción del ataque preventivo, cambiaría decididamente la evaluación del riesgo.
En segundo lugar, aunque los resultados actuales de los juegos de guerra son más precisos que nunca gracias a las tecnologías de simulación computacional, todavía no tenemos ningún registro de combate tangible para comprender cómo podría desarrollarse la pelea entre el F-35 y el Su-35. Repasemos algunos hechos importantes: a diferencia del otro avión táctico de quinta generación de Estados Unidos, el F-22 Raptor, el F-35 no es una plataforma de superioridad aérea. El F-35, por lo tanto, tendría que confiar en su sigilo, su excelente capacidad de sensores y sus armas avanzadas más allá del alcance visual para sobrevivir contra el Su-35.
Este modelo, sin embargo, es un avión de superioridad aérea de libro de texto con una filosofía de diseño distintiva adecuada para cazar plataformas enemigas. El Su-35 puede superar fácilmente y superar al F-35 si se trata de eso. Casi todos los escritos militares, que legítimamente favorecieron al F-35 sobre el Su-35, asumió que un enfrentamiento no se reduciría a un combate aéreo dentro del alcance visual por razones obvias. Sin embargo, el férreo principio de Clausewitz de la guerra, el factor de fricción, expresa la ley de Murphy para los combatientes: cualquier cosa que pueda salir mal, saldrá mal.
El eje militar Rusia-Irán
El panorama geoestratégico más amplio no es mejor que los aspectos militares de la adquisición del Su-35 por parte de Irán. Después de haber transferido ya miles de municiones merodeadoras a Rusia, Irán se ha convertido en un importante proveedor de sistemas de guerra con drones para el segundo mayor exportador de armas del mundo. Teherán respalda activamente la operación militar de Moscú.
Casi todas las semanas, el ejército ruso ataca objetivos de Ucrania con drones kamikaze Shahed-136 y Shahed-131 fabricados en Irán. A cambio, Irán está recibiendo un paquete de defensa de Rusia. Hipotéticamente, los misiles antibuque rusos y los sistemas SAM estratégicos proporcionarían a Irán capacidades críticas. Ciertas tecnologías de motores de misiles remanentes soviéticos pueden incluso ayudar a Irán a desarrollar misiles balísticos intercontinentales (ICBM) adecuados para transportar cargas útiles nucleares estratégicas.
La geopolítica del nuevo desafío es muy dinámica. Teherán y Moscú han establecido una ruta logística militar que se extiende desde el Mar Caspio hasta el Canal Don-Volga y el Mar de Azov. La proliferación de drones iraníes es ahora un desafío para el flanco oriental de la OTAN. Del mismo modo, los combatientes de superioridad aérea rusos avanzados pronto protegerán los cielos iraníes.
