Los jueces de uno de esos países que más alardean de “independencia” se acaban de meter en un charco imposible. El miércoles el Tribunal de Apelaciones de París dictó orden de detención contra Bashar Al Assad por crímenes contra la humanidad. La orden se refiere a los mortíferos ataques químicos de agosto de 2013 en Guta, cerca de Damasco, que los intoxicadores siempre atribuyeron al gobierno sirio.