Estados Unidos sigue tensando la cuerda con China. Las provocaciones van en aumento. La reciente prohibición de las inversiones estadounidenses en ciertos sectores tecnológicos chinos ha avivado el incendio. El pretexto es estratégico: reducir el acceso del ejército chino a los avances tecnológicos estadounidenses.
Como consecuencia las empresas tecnológicas chinas han comenzado a comprar microprocesadores masivamente. Gigantes como Alibaba, Tencent y Bytedance tienen pedidos por valor de miles de millones de dólares. Quieren tener reservas antes de que el acceso a las exportaciones estadounidenses se cierre popr completo.
Estas compras masivas destacan la hegemonía de Estados Unidos sobre un sector tecnológico, cada vez más sometido a las decisiones políticas y estratégicas de la Casa Blanca y el Pentágono.
China va por detrás. En respuesta al bloqueo estadounidense, ha impuesto restricciones a las exportaciones de ciertos equipos relacionados con drones y metales esenciales para la fabricación de semiconductores. Estas medidas son claramente parte de una estrategia de contraataque, lo que le muestra a Washington que también es capaz de cortar las cadenas de suministro.
Las maniobras tienen un serio costo para ambas potencias. La economía china, debilitada por los problemas internos, corre el riesgo de verse aún más afectada por las tensiones políticas.
De manera similar, Estados Unidos podría sentir los efectos de la reducción de las exportaciones chinas, particularmente en el sector de fabricación de drones.
Los mercados mundiales observan esta escalada con preocupación. ¿Hasta dónde son capaces de llegar? ¿Cuáles serán las consecuencias para otros países? ¿Agravará la inminente recesión internacional?
La ciberseguridad es el desafío más importante
El jueves, en una entrevista con el Washington Times, el general Paul Naskone, jefe saliente del Comando Cibernético de Estados Unidos y la Agencia de Seguridad Nacional, mostró su preocupación porque China empezaba a superar a Estados Unidos, ciertos terrenos, como la ciberseguridad.
Es el desafío más importante que al que tendrá que hacer frente Estados Unidos en las próximas décadas. “Es el desafío generacional que vamos a asumir, nuestros hijos lo van a hacer, nuestros nietos lo van a hacer”, dijo. “Lo vemos a través de las líneas generales del poder nacional: diplomático, informativo, militares [y] económicos”.
Para Naskone se ha desatado una campaña de guerra cibernética a largo plazo con China, que tiene como objetivo las infraestructuras estadounidenses más importantes. Las declaraciones del general se producen después de que en mayo Estados Unidos acusara a China de haber llevado a cabo una operación de espionaje sin precedentes unas semanas antes.
Subrepticiamente China introdujo aplicaciones propias en el corazón de los sistemas eléctricos, de agua y de comunicación de Estados Unidos con un alcance potencialmente devastador. Podría afectar no solo a las bases militares, sino también a la infraestructura civil.
La presencia del código informático chino se destapó en los Sistemas de Telecomunicaciones de la Base de la Fuerza Aérea de la Isla de Guam. En caso de guerra, la activación del código podría entorpecer las operaciones militares estadounidenses, ralentizando o incluso imposibilitando cualquier intervención rápida.
