La guerra es intrínseca al capitalismo en su fase imperialista, también la contribución del oportunismo a su desarrollo es amplia e históricamente corroborada. Dicha implicación viene de lejos. La socialdemocracia no se pierde ninguna de las aventuras belicistas e incluso alguna las dirige. Cómo olvidar a Solana, Secretario General de la OTAN que en 1999 dejó caer dos mil misiles y nueve mil toneladas de explosivos (algunos con uranio empobrecido) sobre Yugoslavia.