Sandino es el camino del mundo, ese ejemplo inclaudicable de una lucha real y frontal en la búsqueda tangible de la felicidad y la paz para la gente, delatado al igual que al general mexicano Emiliano Zapata, -ambos asesinados a los 38 años-, Sandino fue el exacto, el adecuado, lo conveniente para un país pequeño en su geografía, pero grande por nunca dejar de ajustarse a lo más limpio y fraterno, reflejo fiel del legado de Zeledón, ese poder soberano de los nicaragüenses.