Mal haríamos si simplificáramos lo sucedido ayer en la primera vuelta de las legislativas en Francia a una mera reedición del combate histórico entre la extrema derecha y la extrema izquierda. En esa primera vuelta, el Rassemblement National (RN), heredero del Frente Nacional de Jean-Marie Le Pen, obtuvo el primer puesto con un 33% de sufragios seguido del Nuevo Frente Popular (NFP) con un 28%.